Docsity
Docsity

Prepare-se para as provas
Prepare-se para as provas

Estude fácil! Tem muito documento disponível na Docsity


Ganhe pontos para baixar
Ganhe pontos para baixar

Ganhe pontos ajudando outros esrudantes ou compre um plano Premium


Guias e Dicas
Guias e Dicas

el factor maya, Notas de estudo de Astronomia

O fator Maya, um caminho além da astronomia, muito interessante, visto aos boatos de 2012

Tipologia: Notas de estudo

2010

Compartilhado em 13/10/2010

mayk-coelho-1
mayk-coelho-1 🇧🇷

4.5

(11)

28 documentos

Pré-visualização parcial do texto

Baixe el factor maya e outras Notas de estudo em PDF para Astronomia, somente na Docsity! EL FACTOR MAYA. Un camino más allá de la tecnología José Argüelles http://www.librodot.comEL FACTOR MAYA Un camino más allá de la tecnología José Argüelles, Ph.D. SUPLEMENTO E.: EL CICLO DE 52 AÑOS Y EL CALENDARIO CIRCULAR DIARIO BIBLIOGRAFÍA SOBRE EL AUTOR . AGRADECIMIENTOS La escritura y producción del Factor Maya no habría sido posible sin el cariño qué tan intensamente se le infundió. La primera persona digna de ser mencionada es mi suegra, Maya, quien leyó el manuscrito tal y como salió a la luz pública, capitulo por capítulo, animándome en un momento en que pocos lo hacían. Naturalmente se debe honrar a la hija de Maya, o sea a mi esposa Lloydine, por ser la fuente que continuamente me conecta a la tierra, como la tierra está conectada a las estrellas. Igualmente a los hijos de mi vida, Josh, Tara, Heidi, Paul, e Ivonne, y a los círculos que ellos hacen con todos sus amigos, y también deben ser mencionados por el verdadero amor que ellos ofrecen incondicionalmente. Finalmente, carecería de honradez si no hiciese mención de aquellos nodos psíquicos de fervor inter-dimensional, al perro Genji, y a los gatos Sponsor y Onyx, quienes constituyen la prueba de que no estamos solos. Además de las personas mencionadas en el primer capítulo, quienes me suministraron indicaciones, información y conocimientos profundos para compilar el Factor Maya, se destacan algunas pocas personas, quienes sirvieron de faros luminosos durante los procesos de preparación y producción. Su fe en mí y en la obra fue un alimento muy sustentador. Estas personas son: Stan Padilla, vidente sereno cuyas artes y oraciones son círculos de protección que purifican el canal de la visión. El instituto Brooke Medicine Eagle, cuya hermandad femenina es la esencia resplandeciente de la regeneración humana; don Eduardo Calderón, el hombre que engaña al sueño corporal, y quien ayudó a abrir los conductos de la memoria terrestre; Su eminencia Tai Situ Rimpoche, por construir puentes entre los mundos. Rupert Sheldrake, por los atractivos del campo; Y Ted y J.J., quienes practican la lealtad cosmonogámica. De hecho, el Factor Maya no seria sino otro manuscrito colocado entre un legajo de papeles, si no fuese por el talento de Bárbara Clow de Bear & Company, quien, al recibir este texto, prontamente vió la necesidad de darlo al mundo. Su esposo, Gerry, también merece mención por su constancia y buen humor durante todo este proceso, como también Ángela Werneke por el cuidado que ha tenido en la presentación visual. Y por último, están los seres del mundo espiritual, guías de inquebrantable compasión que sembraron con éxtasis mi asombro-de-la-sabiduría. A todos estos, y a muchos más, desde un corazón cuya gran alegría es la simplicidad del momento, ofrezco incondicionalmente la gratitud del infinito ser. Evan maya e maho! (¡Salve a la armonía de la mente y la naturaleza!). . PROLOGO POR BRIAN SWIMME Entre los sinólogos hay una leyenda popular sobre los primeros occidentales - un grupo de jesuitas eruditos- que estudiaron el I Ching en el siglo XVII. La empresa comenzó con gran alegría y esperanza, el idioma había sido aprendido, y los 0significados al fin habían sido descifrados y examinados con madurez. Entonces vino la tragedia. Algunos de los jóvenes inteligentes estaban locos. Sencillamente, la dificultad para entender la sabiduría del I Ching dentro de las categorías de la mente occidental, abrumó a estos hombres consagrados. Finalmente, la Compañía de Jesús se vió obligada a abandonar el proyecto, y aún a prohibir cualquier estudio posterior de esta extraña escritura China. Este relato, si bien apócrifo, arroja luz en la obra del Dr. José Argüelles, porque él también se ha sumergido de todo corazón, en aquello que para la mente occidental es igualmente un engañoso sistema de conocimiento, o sea el Tzolkin Maya. Después de gastar una parte de su vida dando vueltas alrededor de este enigma, el Dr. Argüelles ha aparecido con su relato de lo que él significa, y realmente es un relato descabellado. Se nos pide que examinemos los siguientes puntos, entre otros igualmente insólitos: Primero, que la historia humana está formada en gran parte por un rayo galáctico a través del cual la Tierra y el Sol han estado pasando durante los últimos 5.000 años, y que nos espera un gran momento de transformación, a medida que lleguemos al final del rayo en el año 2012. Segundo, que las perspectivas y actividades culturales del mundo siguen la naturaleza de las “estaciones galáctica?, cuyo código fue captado matemática y simbólicamente por los mayas. Tercero, que cada persona tiene el poder para conectarse directamente, ya sea sensoria, sensitiva, o electromagnéticamente con la energía/ información de este rayo que emana del corazón galáctico, y de este modo se puede despertar la verdadera mente de uno, es decir, al mente superior, la mente profunda. Indudablemente muchos pensarán que el Dr. Argüelles ha seguido el mismo camino de los jesuitas, quienes se extraviaron en el I Ching, y se volvieron dementes y maniáticos, quedando aislados en sus propias fantasías engañosas. Ciertamente, el mismo Dr. Argüelles es consciente de que sus conclusiones son de naturaleza inquietante. Él nos advierte honestamente desde el comienzo: “Para mí la situación significaba dar un salto, sumergir bruscamente la punta, como si la tuviese, en un territorio mental que los patrones de la cultura dominante habían declarado inexistentes o como un tabú”. Y en verdad, su obra tiene la extravagancia y la confusión de las ideas propias de toda nueva visión de la realidad, y esto sólo hace que leer su libro sea un desafío, aún aparte de la magnitud cósmica que tienen sus declaraciones. Habiendo dicho todo eso permítaseme indicar por qué pienso que la visión del Dr. Argüelles es de un valor profundo. Estoy convencido de que cualquier visión del universo que no logre estremecernos, es porque carece de valor para nosotros. Debemos tener en cuenta que, nosotros, occidentales racionales, nosotros ciudadanos mundanos y demócratas judeo-cristianos, con nuestras armas nucleares hemos convertido la Tierra en un rehén. Nosotros los industriales modernos, somos los que practicamos el ecocidio que ha cubierto la superficie de todos los continentes. caso es que tanto los científicos modernos como los mayas responden a los mismos rayos. Los científicos modernos desarrollaron un grado de conciencia que los capacita para articular los efectos Físicos de estos rayos; Y los mayas desarrollaron una conciencia que los capacitó para articular los efectos psíquicos de estos rayos. Segundo, las estaciones galácticas. Los mayas, en la presentación del Dr. Argüelles, enseñaron que cada era tiene una cualidad particular de sí misma, una cualidad que favorece un tipo especial de actividad, y todo esto se encuentra registrado en el código del Tzolkin. Al conocer los códigos galácticos para las estaciones, se puede prever la llegada de éstas, y así se puede actuar de acuerdo a ellas, y con gran efecto. Tal orientación hacia el universo era común para la mayoría de los pueblos primitivos, aunque quizás ninguno tuvo la exquisita sutileza de los mayas. Además de esto, la tradición religiosa occidental primitiva y medieval tenía una concepción similar del tiempo, según la cual cada momento o era, tenia su cualidad especial, otorgada por el corazón de la Divinidad; al conocer la cualidad del momento, uno se capacitaba para entrar profundamente en una actividad divina. Mi propia manera de aproximarme a esta idea de una “estación galáctica”, se basa en los 20 billones de años que lleva la historia cósmica. Si examinamos nuestra relación de lo que realmente ha sucedido, vemos que cada era tiene una cualidad especial su momento singular su, creatividad particular. Por ejemplo, hace medio millón de años en la epopeya cósmica, llegó el tiempo para crear los átomos de hidrógeno. Necesitamos recalcar aquí, que esta creatividad está ligada intrínsecamente a la macrofase natural del cosmos en ese momento. Hasta entonces, los átomos de hidrógeno, no habían sido creados; Pero en el momento en que los átomos de hidrógeno pudieron, saltaron a la existencia por millares. Hay docenas de tales ejemplos a través de todas las eras de la epopeya cósmica, pero quizás podemos quedarnos con la aparición de los átomos de hidrógeno, para aclara el punto referente a la actividad inherente a una estación cósmica. Antes de que apareciera el hidrógeno, en verdad fue posible que se formase un átomo individual de hidrógeno. Pero el hacerlo requirió un formidable gasto de energía, y el átomo se fundió rápidamente en el horno primordial. La creación de átomos de hidrógeno en otras épocas, habría sido ir contra la comente del universo. Una fluida y abundante creatividad, depende por una parte de la necesidad natural que se tenga del hidrógeno, y por otra de la cualidad de la época del universo. La creatividad efectiva sólo apareció, dice el Dr. Argüelles, “cuando la momentánea necesidad se unió con el propósito universal. Cuando la cualidad del universo determinó invitar a la existencia a los átomos de hidrógeno, estos salieron en gran abundancia”. La existencia de las estaciones cósmicas y galácticas se encuentra siempre a través de los 20 billones de años de existencia. En la mente occidental, la pregunta que inmediatamente sale a la superficie es: “Puede haber estaciones para el nacimiento de átomos, de galaxias, o de células primitivas, pero, ¿qué hay respecto a mis propios pensamientos?. ¿Qué hay respecto a la cultura humana?. ¿Lo uno y lo otro son afectados por las eras galácticas?”. Esto nos lleva a nuestro debate sobre: Tercero, la interacción personal con la mente galáctica. Realmente, ¿qué podemos decir respecto a la noción de inteligencia y propósitos galácticos?. Dejé este punto de último, porque aquí trataremos de los profundos alcances de la represión psíquica en occidente. Los mayas sintieron que ellos estaban unidos con la mente del Sol, la cual manifestaba para ellos la mente y el corazón de al galaxia. Los mayas captaron que la galaxia tenia deseos. Cuando los científicos modernos escucharon esto, colocaron a los mayas en el cuarto destinado a los “cuentos de hadas”. Pero nuestro rechazo a su conocimiento, revela únicamente lo desequilibrado y peligroso de nuestra condición psíquica. Considere lo siguiente. Nuestros antepasados intelectuales de la Europa del siglo XVII, podían estar ante un animal que profería alaridos, y sin embargo estaban convencidos de que el animal no sentía. Cuando se les preguntaba cómo podían tener un corazón tan frío, ellos explicaban que los animales eran sólo máquinas que habían sido dañadas, y que emitían sonidos lastimeros igual que lo hacía cualquier máquina cuando estaba descompuesta. Por ser descendientes de ellos, nosotros tenemos la misma sensibilidad distorsionada. De otro modo, ¿cómo podemos permanecer apáticos cuando en la actualidad el mundo viviente da alaridos de angustia a través de todo el planeta?. Esto lo menciono, con la esperanza de que una vez sospechemos la verdad que nuestra moderna sensibilidad es la más deformada en todos los 50.000 años de existencia de( Homo Sapiens, comencemos con la tarea de despertar todas las gamas de la sensibilidad psíquica en los seres humanos. Sólo entonces así detendremos nuestro ataque violento contra la vida. Sólo así viviremos una existencia en un éxtasis similar al de los mayas. Nuestra dificultad surge desde nuestro error cultural de creer que los átomos de las estrellas de hidrógeno, y todo lo demás, son “sólo cosas materiales”, y que nosotros y nuestra vida psíquica son trascendentes, completamente desconectados del universo. El relato de la creación cósmica que presenta la ciencia post-moderna, ofrece un punto de partida diferente: es decir el universo como un solo, multiforme evento energético. Y de este modo, la conciencia humana y el cuerpo humano, y la conciencia del búho, y el cuerpo del búho, todos son el florecimiento de un numinoso proceso cósmico. En esta orientación integral, podemos comenzar a apreciar la forma en que nuestros pensamientos, huesos, e intuiciones (y los pensamientos, huesos, intuiciones del búho), todos son los tejidos de la misma dinámica sagrada y fundamental. En esta perspectiva, las sensaciones no son elaboradas en la mente humana trascendente sino que son transmitidas, del mismo modo en que se transmiten los fotones. Esta es en verdad la experiencia más común. Una persona que esté ante una gran roca de granito, es bañada con toda clase de sensaciones, estas son las sensaciones que la montaña ha comunicado al ser humano. Piense entonces en un Maya de pie que está siendo bañado por la luz del Sol. ¿Qué podemos decir respecto a lo que está sucediendo?. Qué este evento, como cualquier otro, es al mismo tiempo físico y psíquico. Podemos hablar de la acción recíproca quanto-electrodinámica de los fotones solares con los electrones humanos; O podemos hablar de las sensaciones y los acontecimientos íntimos que se experimentan “interiormente”. La totalidad del acontecimiento exige que ambos polos sean tenidos en cuenta. El Sol calienta la piel y enciende la mente. El Sol comparte su calor y expresa su sentimiento interior; el Sol transmite su energía termonuclear y proyecta sus ideas y peticiones. Es difícil dejar de reflexionar en las ideas fascinantes que se encuentran en el libro del Dr. Argüelles. Amesgue y véalas por usted mismo. ¡Que regrese con el nuevo poder para activar la salud y la creatividad de la Comunidad Terrestre!. Brian Swimme. Instituto para la cultura y la creatividad espiritual. Holy Names College, OkIand. . INTRODUCCIÓN EL MISTERIO DE LOS MAYAS: LA CIENCIA TRASCENDIDA ¿Cómo es entonces, que en este momento de crisis tecnológica y de cambio paradigmático los mayas invitan a entrar en nuestra conciencia?. ¿Quiénes fueron, o quiénes son los mayas?. ¿De dónde vienen?. ¿Cuáles fueron sus logros?. ¿Por qué hicieron lo que hicieron?. ¿Por qué abandonaron su civilización cuando esta estaba en su apogeo?. ¿Adónde fueron, y por qué?. Mientras que las formas del pensamiento oriental y las prácticas actuales como la yoga, la meditación, los arreglos florales, las artes marciales, y otras cosas, lentamente se convirtieron en un fenómeno sobresaliente que viene en aumento durante la última mitad del siglo, revolucionando inexorablemente nuestra cultura e impactando en nuestro pensamiento científico, los mayas han quedado como algo enigmático y extraño. Sin embargo, evocar a los mayas de América Central, es evocar una curiosa resonancia del oriente, de la India. Después de todo, Maya es un término filosófico clave hindú que significa “el origen del mundo”, y “el mundo de la ilusión”. Además de eso, la palabra Maya en sánscrito, está asociada a conceptos que significan “grande”, “medida”, “mente”, “magia”, y “madre”. No nos sorprende encontrar que Maya es el nombre de la madre del Buddha. Y en el clásico de los Vedas, el Mahabharata, leemos que Maya era el nombre de un eminente astrólogo, astrónomo, mago, y arquitecto, como también era el nombre de una gran tribu de navegantes erráticos. No solamente en la antigua India, hogar de alta metafísica y aventura espiritual, encontramos el nombre Maya, sino que la encontramos aún más al occidente: El tesorero del célebre Tutankhamen, el rey niño de Egipto, se llamaba Maya, mientras que en la filosofía egipcia encontramos el término Mayet, que significa el orden universal del mundo. En la mitología griega, las siete Pléyades, hijas de Atlas y Pleione, y hermanas de Hyades, enumeran entre ellas a una llamada Maia, también conocida como la estrella más brillante de la constelación de las Pléyades. Y finalmente, sabemos que nuestro mes de mayo se deriva de la diosa romana Maia, “1a grande”, la diosa de la primavera, hija de Fauno y esposa de Vulcano. Volviendo a los mayas de América Central, encontramos que su nombre se deriva de la palabra Mayab, término que describe a la península del Yucatán, área clave de la base y hogar bio-regional de los mayas. Así pues, queda la pregunta; ¿quiénes fueron los mayas?. ¿Por qué el nombre asociado con esta civilización de América Central, aparece en muchas otras civilizaciones del mundo?. ¿Es tan sólo una coincidencia?. ¿De dónde vinieron los mayas?. El dogma antropológico en boga, afirma que los mayas fueron parte de un numeroso grupo de amerindios que atravesaron el estrecho de Behring durante la última edad del hielo, hace 12.000 años, y eventualmente se establecieron en lo que hoy es América Central. Al leerlos recientes textos mayas como el Popol Vuh, El Libro de Chilam Balam, y Los Anales de los Cakchiqueles, tenemos la clara impresión de que en verdad, los mayas llegaron de muy lejos, “del otro lado del mar llegamos al lugar llamado Tulan, donde fuimos engendrados y nacimos de nuestras madres y padres...” (Cakchiqueles). A fin de que uno no crea que el asunto es simple, leemos en cualquier otra parte del mismo libro un texto algo adulterado según el cual hubo cuatro Tulanes: “La gente llegó a Tulan de cuatro lugares”. En el oriente hay un Tulan. Otro en Xibalbay (el mundo inferior); otro en el occidente desde donde vinimos nosotros mismos, desde el oeste, y hay otro donde está Dios (arriba, en los cielos). Por eso hubo cuatro Tulanes”. Al examinar el pasaje anterior, encontramos que el lugar de los orígenes, o el proceso de los orígenes descrito por los mayas en este último texto, es de naturaleza mandálica, celestial, y cósmica. Los cuatro Tulanes representan el paso del Sol, de oriente a occidente, como también un mundo superior y uno inferior. Además, una lectura de la antigua historia y mitología, Maya mejicana en general, demuestra que Tulan o Tollan es un nombre arquetípico, clave, tanto como un lugar real. ¿Que sucederla si Tulan no describiese necesariamente un lugar geográfico, sino un proceso de transformación y un punto de entrada de un reino o mundo a otro?. A este respecto, el recuerdo que los mayas tenían de sus orígenes, se parece al de los Hopi, que describe una travesía desde mundos diferentes, de los cuales el actual es el cuarto. Pero, ¿Qué son estos mundos?. ¿Representan las anteriores etapas de la vida en este planeta?. ¿O describen acontecimientos cósmicos que suceden simultáneamente en este planeta o en cualquier otra parte?. Dejando a un lado por el momento la cuestión sobre los orígenes, nos encontramos en terreno más firme contemplando los logros de los mayas indudablemente, los mayas representan una de las civilizaciones más grandes que haya florecido en el planeta Tierra. Esparcidas a través de las selvas de Yucatán, y de las tierras montañosas de la actual Guatemala, hay un número increíble de ciudades antiguas y templos. Pirámides escalonadas, plazas elegantemente dispuestas, y centros ceremoniales exquisitamente adornados con piedras esculpidas y cubiertas por todas partes con inscripciones jeroglíficas. Respecto a las espléndidas ruinas de los mayas, hay varias cosas que nos sorprenden, siendo la principal entre ellas, su aislamiento. Aún si se compara con la cercana civilización de las tierras montañosas mejicanas, el estilo artístico de los mayas es único. Aislados en las junglas de América Central, los mayas se nos presentan tan elevados como remotos. Al considerar sus pirámides que como torres se elevan sobre los contornos de la jungla, y sus intrincados jeroglíficos, también nos sorprende lo tarde que los mayas aparecen en la historia universal. Casi tres mil años después de que culminara la construcción de las pirámides en Egipto, con cuya civilización son justamente comparables, los mayas aparecieron súbitamente en escena. Pero aún más dramático que el ascenso relativamente tardío de la civilización Maya, lo es su repentina desaparición. En el año 830 D.C. después de unos 500 a 600 años de intensa actividad, los principales centros fueron dejados a merced del tiempo y de la selva. De todos los enigmas dejados por los mayas, este parece ser el más grande. Aunque se han hecho esfuerzos para dar la hipótesis de una revolución interna, una sequía, o una peste, como causa del desalojo de los grandes centros, no existe ninguna prueba convincente que confirme alguna de estas teorías. Aún queda la posibilidad, tan conmocionante como puede ser para nuestra manera de pensar, de que los mayas abandonaron conscientemente su civilización cuando ella estaba en su apogeo. Si este es el caso, debemos preguntar ¿por qué?. Íntimamente relacionado con el misterio del desalojo de los centros claves alrededor del año 830 D.C. está el enigma no sólo del significado de los jeroglíficos, sino de los datos calendáricos, matemáticos, y astronómicos dejados por los mayas. Si los mayas sólo hubieran dejado su arquitectura y su trabajo artístico, su civilización estaría en línea con lo más alto que la humanidad ha logrado, es decir, con los egipcios y los griegos, la dinastía Gupta de la India, los templos de Java, la dinastía T”ang de la China y la clásica dinastía Heian del Japón. Pero son además sus alcances científicos los que sobresalen tanto o más que las alturas armónicas de su trabajo artístico, los que continúan asombrándonos. Comúnmente se habla de los alcances científicos de los mayas en términos de sus adelantos en el calendario. Los mayas calcularon la longitud de la revolución terrestre alrededor del Sol, con una precisión de cerca de una milésima de un punto decimal de acuerdo a los cálculos de la ciencia moderna. Esto, se nos dice incesantemente, lo hicieron sin nuestros instrumentos de precisión. No sólo eso, sino que elaboraron calendarios sobre los ciclos de las lunaciones y de los eclipses; Y aún más, tenían calendarios que registran las revoluciones sinódicas y las sincronizaciones de los ciclos pertenecientes a Mercurio, Venus, Marte, Júpiter, y Saturno. Y, en algunos de sus monumentos encontrados los registros de fechas y GRAN RUEDA, MANDALA DE PACAL VOTAN De este modo, el hombre superior coloca en orden el calendario, Y hace que las épocas sean claras. Se ha dado a conocer este libro con miras a poner en orden el calendario -el calendario que conocieron los viajeros mayas del cosmos- y para destacar que estamos implicados en las estaciones galácticas. Armados y reasegurados con dicho conocimiento, podemos ponernos a tono con la Tierra, y abandonar nuestro infantil y ahora muy peligroso encaprichamiento con el mito del progreso y la superioridad tecnológica. En esto radica la importancia de El Factor Maya: Un Camino Más Allá de la Tecnología. EL FACTOR MAYA: UN CAMINO MÁS ALLÁ DE LA TECNOLOGÍA . EL CALENDARIO AZTECA EN PIEDRA, SIGLO XV D.C. . MI BÚSQUEDA DE LOS MAYAS DURANTE 33 ANOS 1 matemática, astron6mica y calendárica, tal como había sido descifrada por arqueólogos iguales a Morley y sus colegas, encontraba un velo más allá del cual mi experiencia no podía penetrar. Aquí, yo me refugiaría en los ensueños o en la fantasía. Y una fantasía siempre volvería a presentarse: la de un viaje a la jungla, a las tierras cálidas de Mesoamérica en donde, por medio de alguna experiencia catártica y transfigurativa, yo saldría pero no como yo había sido, sino como portador de conocimiento, como vidente. Este ensueño, esta comunicación tan frecuente, me guió en mi búsqueda de los mayas. Los mayas fueron para mi sólo un pasatiempo en mis años de colegio, y especialmente en la escuela de grado. Me gradué en historia del arte, pero la Universidad de Chicago no ofrecía en ese entonces ningún curso de arte pre- colombino. Sin embargo me valí de todos los recursos en la biblioteca de la universidad, como también en el Instituto de Arte de Chicago, y en el Field Museum. Al aplicar los conocimientos prácticos y la disciplina que estaba aprendiendo en el estudio formal de la historia del arte, avancé rápidamente en mi propio estudio del arte Maya y pre-colombino en general, En su mayor parte, este fue un curso satisfactorio. Yo tenía libertad para sumergirme en lo que realmente era mi área favorita en la historia del arte. Y sin embargo, a medida que lela, estudiaba, y observaba, se hizo claro que había algo erróneo. Nadie parecía llegar al grano. Todos los arqueólogos trataban a la civilización Maya como si fuera una feliz aberración de la edad de piedra. Sospeché que la razón por la cual los arqueólogos estudiaron a los mayas, fue precisamente porque sus mentes autocomplacientes nunca lograrían llegar a ella, y en cambio, pensarían que los mayas tenían la culpa de que ellos no lo hubieran logrado. Aparte de Morley, quizás el más sobresaliente arqueólogo-escritor e intérprete de los mayas, es un hombre llamado J.E.S. Thompson. Admirable compilador de dos tomos monumentales, La Escritura Jeroglífica de los Mayas y Un Catálogo de Jeroglíficos Mayas, lo mismo que de otros textos más generales como El Ascenso y la Caída de la Civilización Maya, Thompson, más que otro cualquiera, escribió sobre los mayas como si ellos hubieran sido sabios idiotas; expertos, sabrá Dios porqué motivo, en una incomprensible matemática astronómica, que va hasta el extremo de la obsesión diabólica, pero no hacia ningún fin racional. Aún más que Morley, Thompson juzgó a los mayas según la medida y los valores de la civilización europea del renacimiento. Las discusiones de Thompson sobre el arte Maya revelan una intolerancia condescendiente. Debido a que los arqueólogos como Thompson ni sospechan lo que fueron los mayas, generalmente imputan lo peor, proyectándose penosamente con sus hábitos modernos en un sistema extraño y fatalista. Así pues, cuando afronta lo que realmente es el rasgo más enigmático de la civilización Maya, es decir, su repentina decadencia en el siglo IX, Thompson prefiere ver en ello una revuelta de esclavos contra gobernantes despóticos. Sin embargo como lo explica Morley, “es difícil creer que una civilización tan sólidamente establecida, pudiese haber sido trastornada repentinamente.... si los descontentos se hubiesen acumulado lentamente a través de los siglos, hubieran dejado alguna señal por la cual pudieran ser identificado”. Durante, el verano de 1964, como estos rumores poco satisfactorios atravesaban mi cabeza de parte a parte, preparé mi próximo viaje a Méjico. la fascinación romántica ,”del luga” era siempre muy fuerte en todo tiempo. El viajar en carro, como lo había hecho con mi padre diez años antes, me, di6 el tiempo suficiente par contemplar los paisajes infinitos de las montañas y el cielo. Para mí, aquella región era mística, viviente, y poseía grandes secretos. Mí actitud de apertura al misterio del lugar y de la geografía, fue complementada por el descubrimiento de otros puntos de vista, puntos de vista más amplios que los de los arqueólogos materialmente obcecados. El principal entre ellos era el de la escritora Laurette Sejourné. Yo ya estaba familiarizado con su libro, Pensamiento y Religión en el Méjico Antiguo el cual era como aire fresco en contraste con los escritos de los arqueólogos, porque Sejourné tomó en serio las aptitudes mentales y espirituales de los antiguos. En Ciudad de Méjico leí su obra, El Universo de Quetzalcoatl. En la introducción a este libro, el eminente historiador de la religión Mircea Eliade escribió sobre el QUETZALCOATL, LA SERPIENTE EMPLUMADA, XOCHICALCO, SIGLO X D.C. acercamiento de Sejourné, que para ella, “la cultura forma una unidad orgánica.... y siendo así, ella debe estudiarse desde su centro, y no desde sus aspectos periféricos”. Esta perspectiva vibró profundamente, acorde con mis propios sentimientos. Comencé a percibir que el problema para llegar a un acuerdo con los mayas y con la antigua civilización mejicana en general, era realmente el problema de nuestra propia civilización. Sea lo que fuere lo que yo había empezado a sentir en 1953, ahora se me introdujo aún más profundamente. Además de Teotihuacán, visité ahora los antiguos emplazamientos de Tula y Xochicalco, en las tierras montañosas mejicanas. Armado con algo de conocimiento, mi intuición penetró más en las piedras mudas. Fue particularmente en Xochicalco donde se me juntaron con intensidad inquietante las sensaciones de premonición o de recuerdos. Xochicalco está elevado y distante en el enclave montañoso del estado de Guerrero. Su apacible exhibición de estructuras arquitectónicas armoniosas se encuentra dominada por una presencia singular: Quetzalcoatl, la serpiente emplumada. Fechada hacia los siglos IX y X, Xochicalco, “el lugar de la casa de las flores”, representa una fusión del estilo de Teotihuacán propio de las tierras montañosas mejicanas, con el modelo clásico de los mayas. Fue aquí en Xochicalco donde se refugió y se reunió lo más selecto de los mayas y de Teotihuacán, luego de la “repentina” decadencia del periodo clásico de las civilizaciones Maya y Mejicana. Y fue aquí donde el Quetzalcóatl “histórico”, del periodo 1 Caña, nació en el año 947 D.C. El misterio se intensificaba para mí: y simultáneamente había comenzado una nueva etapa de aclaraciones. El misterio era el de Quetzalcoatl, la Serpiente Emplumada, llamada por los mayas Kukulkán, que quiere decir, “el lugar donde habita la serpiente”. Con la lectura de la obra sintetizada de Sejourné, sobre Quetzalcóatl, estaba claro que Quetzalcóatl no fue solamente un dios, sino un dios múltiple; no sólo un hombre, sino muchos hombres, no sólo una religión, sino un complejo mítico, y una estructura mental. Y también estaba claro que este conjunto de rasgos, esta presencia múltiple, informó a casi cada aspecto del antiguo Méjico y aun de la civilización Maya. No solamente las artes, sino también la astronomía y el calendario fueron afectados por Quetzalcóatl, quien estaba estrechamente relacionado con el planeta Venus, la estrella matutina y vespertina. Asociaciones astron6micas y celestes, tanto como su papel de una figura religiosa de la talla de un Moisés o de un Cristo, llevaron a Quetzalcóatl a la importancia profética. Y así, en el siglo X del periodo 1 Caña, Quetzalcóatl, supuesto fundador de la ciudad de Tula y revitalizador de Chichen ltza en Yucatán, habiendo profetizado su regreso en el día 1 Caña, y en el año 1 caña; fue reivindicado por la llegada de Cortés aquel mismo día, Viernes Santo año 15 19 del calendario cristiano. Este solo hecho parece haber sido suficiente para trastornar al ya nervioso Montezuma II, emperador del infortunado imperio Azteca. Aunque en nuestra cultura muy pocos han oído hablar de Quetzalcóatl, aparte de aquellos que conocen la novela de D.H. Lawrence, La Serpiente Emplumada, los acontecimientos proféticos me dieron la convicción de que Quetzalcóatl no fue solamente una cuestión local. Más bien, yo vi en Quetzalcóatl una fuerza invisible e inmanente que sostiene y trasciende el tejido mítico de la mecanización. Fortalecido con esta intuición, una vez más regresé de Méjico con un sentido creciente de mi misión personal. Por la época en que yo había terminado mis estudios básicos de historia del arte en 1965, había llegado a una posición más intuitiva respecto a los mayas y a las . Como su carta de triunfo, él sacó dos tejidos del mismo diseño, uno en rojo y negro, y otro en azul y anaranjado. El diseño de estos tejidos era digno de atención porque estaba constituido por una sola línea; sin embargo, la línea era una espiral y se proyectaba de tal manera que al dividir el paño en dos partes iguales, creaba la imagen de un mandala óctuplo. Como yo mirara asombrado, el propietario me hizo un guiño y dijo: “mire, los antiguos mejicanos también conocieron el Ying y el Yang”. A causa de la cintilación de los colores complementarios, azul y anaranjado, compré la manta, y al tomar una cerveza ceremonial con el propietario, sentí que había pasado a otra intersección de las zonas del tiempo. Pero era 1968, una época de desasosiego y violencia en todas partes. Mientras salía de Ciudad de Méjico, escuché por la radio las noticias sobre los motines de Tlaltelolco, en los cuales murieron cerca de 400 estudiantes. Mis pensamientos se dirigían más no sólo hacia las injusticias del mundo, sino a la visión distorsionada que prevalecía en todas partes respecto al mundo no Occidental, o Tercer Mundo. Esta ocupación comenzó a informar a mi enseñanza de historia del arte, y en Davis, donde yo enseñaba en la Universidad de California, me involucré en los esfuerzos iniciales para la fundación de una universidad nativa americana - la Universidad Deganawicla - Quetzalcóatl. Fue a través de estos esfuerzos como me encontré con dos nativos americanos que eran desertores, Tony Shearer y Sun Bear. Tony estaba muy concentrado en las profecías de Quetzalcóatl y en el Calendario Sagrado, sobre los cuales escribió muy hermosamente en un libro llamado El Señor de la Aurora. Un libro posterior suyo, Sobre la Luna y Debajo del Sol, también describe al Calendario Sagrado, e incluye la imagen a la cual yo llamo la triple configuración binaria, el diseño mágico de las 52 unidades, dentro del Calendario Sagrado matriz de 260 unidades. Por inspiración de Tony me interesé más en los estudios del Calendario Sagrado, o sea el Tzolkin, como lo han llamado. Además, fue Tony quien me enseñó lo tocante al significado de la fecha 1987 en relación con las profecías concernientes al regreso de Quetzalcóatl. Los esfuerzos de Bear para fundar la Tribu Bear, y su evidente llamado para un regreso a la naturaleza y al modo de vida tradicional, me inspiraron grandemente en aquella época, cuando yo estaba ocupado en llevar a cabo en Davis el Primer Festival de Toda la Tierra. Y fue en 1970, en el Día de la Tierra, cuando se lanzó el movimiento ecológico. Estas actividades y ocupaciones continuaron mientras yo enseñaba en el Evergreen State College. Fue allí, y en el invierno de 1972, cuando también me encontré con el tradicional vocero Hopi, Thomas Banyaca, quien comunicó las profecías Hopi. Siempre recordé que Thomas decia: “sólo aquellos que sean espiritualmente fuertes, sobrevivirán la terminación del Cuarto Mundo y la llegada del Quinto”. Entiendo entonces que esa época está estrechamente relacionada con la fecha 1987, que Tony había compartido conmigo. Los estudios sobre el pensamiento de los mayas y de los antiguos mejicanos me influenciaron mucho para que escribiera mi libro La Visión Transformadora (1975). Este libro es en esencia una critica a la civilización occidental, empleando la metáfora de los hemisferios derecho e izquierdo del cerebro, y utilicé “el Gran Ciclo HUNAB KU Maya” de 5.125 años, el cual empezó en el año 3113 A.C., y finalizará en el año 2012, junto con el concepto hindú de las cuatro eras o Yugas y el concepto de Yeats sobre los conos y tinturas, como encuadre para observar la moderna “tiranía del . EL TZOLKIN, CALENDARIO SAGRADO DE LOS MAYAS hemisferio izquierdo”. Sin embargo, el único comentario de La Visión transformadora que apareció en un conocido periódico artístico, invalidó mis esfuerzos, porque yo había tenido la audacia de evaluar el Renacimiento y la moderna civilización Occidental, desde la perspectiva de cosmologías “extrañas” como la Hindú y la Maya. En el verano de 1974, mientras estaba dando una clase sobre el arte nativo americano y precolombino, en el instituto Naropa, completé una amplia versión del Calendario Sagrado, utilizando el sistema de notación Maya. Una versión similar de este calendario aparece como el mapa número 9 en La Tierra en Ascenso. lo que me impresionó con respecto a esta versión del Calendario Sagrado, fue el efecto rítmico que cantaban alcanzaron periódicamente un armónico extraño, y luego regresaron a una suave cacofonía. Afuera, los jefes, los líderes locales se pasaban el uno al otro una vara montada en plata, resolviendo las decisiones concebidas por sus electores. Observando todo esto, yo me preguntaba -¿Quién habla por esta gente?. - o ¿es qué ellos hablan de la tierra y por la tierra, y es eso todo lo que cuenta?. El abismo aparente que existe entre los mayas de la actualidad y los constructores de las antiguas ciudades, es de tal naturaleza, que no puede ser juzgado por nuestro criterio de progreso material. Reflexionando sobre este asunto, me acordé del mito Hopi respecto a Palat-Kwapi, la misteriosa Ciudad Roja del Sur. En esta leyenda referente a las migraciones hacia las tierras cálidas del Sur, se construye la ciudad del cuádruple templo de Palat-Kwapi, siendo el objetivo de la construcción el de adquirir y consolidar un sistema de conocimiento. El mandato consiste en que después de su construcción, los constructores han de abandonar la ciudad, dejándola como un monumento al conocimiento. Por olvidar este mandato, los habitantes empiezan a caer en decadencia, pero una tribu rival los despierta. Al recordar su misión, la gente abandona finalmente a Palat-Kwapi, la misteriosa Ciudad Roja del Sur. Este mito se ajusta perfectamente al de los mayas. Su propósito era codificar y establecer un sistema de conocimiento, una ciencia, y habiéndola codificado en piedra y en un texto, habrían de marcharse luego. La civilización como la conocemos, una fábrica para la producción de armas destructivas, una formación comercial de comodidades para las criaturas, de ninguna manera se adaptaría a este propósito ni a este sistema de conocimiento. Un factor posterior entra en escena: Puesto que el sistema de conocimiento y la ciencia de los mayas estaban tan relacionados con los ciclos de tiempo, entendiendo que el tiempo es un conductor cualitativo de las condiciones propias de las estaciones cósmicas o galácticas, ellos vieron un período en el que se acumularían las tinieblas en el horizonte, y por esta razón supieron también que era el momento de retirarse. Dada la condición del mundo hoy, ¿quién dice que ellos no estaban en lo correcto?. Al menos esos eran mis razonamientos hacia el final de la década de los 70, cuando entré a mi propio reino infernal de crisis personal, y de caída en el alcoholismo. En 1981, cuando salí de esta dislocación del yo, y miré en derredor, parecía que la crisis global de la década de los 60, ahora se había vuelto endémica, tanto así que esto fue dado por cierto. Mis propias investigaciones me habían llevado a un lugar de síntesis, a ver la tierra como un organismo completo. Sin embargo, mi sensación interior era la de que el empuje repentino de la civilización moderna estaba llevando las cosas a un punto en el que, o interviene lo divino, o la extinción será nuestro legado. Para mí, la situación significaba dar un salto, hundirse en el abismo, en el territorio mental que ha sido declarado inexistente, o como un tabú, por las normas culturales prevalentes. Por primera vez, en cerca de una década, opté por una forma de expresión visual, como una salida principal para lo que yo necesitaba aprender. A través de una serie de pinturas en collage y en tinta sumi, realizadas sobre un gran tablero de oro o plata, la serie de Arte planetario, me encontré entrando en una fase de armonización superior con la tierra. Había llegado el momento de aceptar seriamente el concepto de la mente planetaria, o conciencia planetaria. Por mis estudios de historia del arte, y por mis propias investigaciones, había surgido en mí la convicción de que no solamente la tierra era un ser viviente, sino la de que el modelo de su vida realmente informa, desde el todo a la parte, sobre todos los aspectos de su evolución, inclusive del proceso que llamamos civilización. El “arte planetario” describe la totalidad de la interacción entre la gran vida de la tierra y la respuesta individual y grupal a esa más vasta vida. En este gran proceso, percibí vagamente a los mayas como navegantes o cartógrafos de las aguas de la sincronización galáctica. Por otro lado, unos 3000 años antes, al valerse de la gran pirámide, los egipcios fueron los responsables de haber anclado y ubicado el rumbo de la tierra en el océano de la vida galáctica. El hecho de pensar, percibir, y sentir de esta manera amplia, condujo a una extraña serie de exploraciones, encuentros, y coincidencias. En el otoño de 1981 después de encontrarme con Lloydine Bums bailarina compañera de visiones y de hacer amistad escribí un documento de “ciencia-ficción” nominado Las Crónicas del Arte Planetario – La Elaboración del Quinto Anillo. La perspectiva real de este cuento imaginativo del “arte planetario”, ubicada en el futuro, pertenecía al sistema estelar de Arcturus. Cualesquiera que sean los méritos de esta historia inédita, parecía Elizabeth Hagens y William Becker. De algún modo, la imagen de la Tierra como un cristal parecía proseguir junto con la noción de la transmisión galáctica, de información a través del principio de la difusión galáctica siendo ésta una clave para una aproximación al origen y a la naturaleza de la matriz Maya. A comienzos de 1985, fuí contactado por un Maya cuyo nombre es Humbatz Men. Mi nombre le fue dado a Humbatz por Toby Campion, miembro de una organización llamada la Gran Fraternidad Universal, cuya actividad está ampliamente centrada en Méjico y en América del Sur. A través de una serie de alegres llamadas telefónicas nocturnas, sostenidas en un español chapurrado, supe que Humbatz estaba trabajando con 17 de los “calendarios” mayas. La mayoría de los arqueólogos consideran la posibilidad de que existe sólo una medía docena de dichos calendarios. Humbatz también había escrito un pequeño texto cuyo título era Tzol”Ek, Astrología Maya. Por medio de la perseverancia y la magia, Humbatz apareció finalmente en Boulder en marzo de 1985, cuando dió una presentación titulada 1a Astrología Maya”. La clave de todo lo que Humbatz presentó, y que él mismo había recibido mediante transmisión oral, estuvo en un aparte final que él hizo durante su presentación. “Nuestro sistema solar, declaró Humbatz, es el séptimo de los sistemas que los mayas describieron en su cartografía”. No hay duda de que mi encuentro con Humbatz fue el evento más crucial en mi larga historia de trabajo con el material maya. Discusiones posteriores con Dhyani Ywahoo, como también un encuentro con Harley Swiftdeer, me confirmaron que Humbatz me había dejado la pista más importante hasta ahora para comprender la naturaleza del sistema de pensamiento maya. Realmente, la información de los mayas fue transmitida desde muy lejos. Pero ¿exactamente cómo y con qué fin? Fue después de una reunión en el vagón del pensamiento neo-chamanístico, en la Fundación Ojai, que celebrada en abril de 1985, llamado el Consejo de Quetzalcóatl, cuando la presencia del fenómeno que yo llamo ahora el Factor Maya, finalmente se afianzó dentro de mí. Para expresarlo en un sentido simple, el Factor Maya es el factor que fue subestimado en las consideraciones sobre la historia humana, y en particular, en consideración del conocimiento científico. Cuando lo miramos de nuevo, puede verse que el Factor Maya es la presencia de una medida galáctica, un medio exacto para ubicarnos en relación con la comunidad de inteligencia galáctica. Al mirarlo aún más íntimamente, aún microscópicamente, el Factor Maya es la consideración de que estamos en un punto en el cual nos faltan sólo 26 años para una sincronización galáctica mayor. O cambiamos los engranajes ahora, o perdemos la oportunidad. Mi encuentro con Terence Mckenna, autor de la intrincada obra “El país invisible”, contribuyó grandemente a este entendimiento del Factor Maya, porque también él, al trabajar con el I Ching, había sido arrastrado hacía las cosas de los mayas. En particular, los fractales calendáricos de su I Ching, lo habían llevado a la conclusión de que estamos implicados en un ciclo de tiempo “final”, cuyo lapso de 67 años desde Hiroshima, en 1945, hasta la fecha de sincronización maya en el año 2012 D.C., terminación del llamado Gran Ciclo que comenzó en el año 3113 A.C.. En el verano de 1985, yo estaba seguro de que el código que se encontraba detrás del Gran Ciclo, era una clave para revelar el significado de nuestra propia historia, y un dilema común. Así fue como me arrojé con renovada entrega dentro del Factor Maya. Cuando preparaba mi más reciente viaje a Méjico, comencé a trabajar intensamente con los jeroglíficos mayas. En particular, me involucré con los veinte Signos Sagrados, que son los glifos claves del Calendario Sagrado. La exposición de los estudios analógicos de R. A. Schewaller de Lubicz, sobre la antigua simbología egipcia, me había dado un punto de partida para renovar mis estudios sobre los glifos mayas. Fue algo profundamente revelador el haberme sumergido en los glifos, y el haber hecho dibujos y varios arreglos de ellos. Me encontré que por medio de los glifos realmente yo estaba teniendo acceso a información. Esto me demostró que el Factor Maya no era una cosa muerta o del pasado, sino que es un sistema viviente. En diciembre de 1985, Lloydine y yo nos encontramos en Yucatán, en la aún muy inexcavada e inmensa localidad, de Coba. El más septentrional de los centros clásicos de la civilización Maya, anteriores al año 830 D.C., y uno de los más grandes entre todos los centros, con 6.500 construcciones que no han sido excavadas, Coba tiene un aspecto que es el resumen del enigma Maya. Aún cubiertas por la jungla, las pirámides que se elevan hacia lo alto y las plazas ceremoniales, proporcionan las áncoras para el punto céntrico de un vasto sistema de carreteras rectas y planas, llamadas sacbeob, que están marcadas y definidas por grandes esculturas jeroglíficas, algunas de las cuales contienen fechas, o, ¿son estas fechas números armónicos?, que se refieren a eventos de momentos críticos en el pasado distante, o en algún otro sistema. Coba proporcionó los puntos de inicio y terminación del peregrinaje que duró un mes, y que finalizó el 10 de enero del año 1986. En ese lapso visitamos temporalmente a Ciudad de Méjico, dañada por un terremoto, visitamos también a Teotihuacán, las tierras montañosas y volcánicas del lago Patzcuaro y el lago Chapala. Una vez que regresamos a Yucatán, salimos con nuestros amigos del grupo Cristaux, Francis Huxley, Adele Getty, Colleen Kelly, y Robert Ott, a un viaje por Yucatán que incluía visitas prolongadas a Uxmal y Chichen ltza, como también a los fantásticos lugares donde están las cuevas de Llotun y Balankanche, para volver finalmente a la costa del Caribe y a Coba. Las visitas a Uxmal y a Chichen ltza fueron útiles para ubicar en un sitio lo que he venido a llamar la última o segunda legislación religiosa de Kukulkan- Quetzalcóatl. Al llegar a Yucatán alrededor del año 987 D.C., a la edad de 40 años, Kukulkan revitalizó los centros de Uxmal y Chichen ltza, y fundó la ciudad de Mayapan antes de marcharse en el año 999 D.C. Un año antes, o un poco menos tuve la oportunidad de escuchar al curandero Lakota, Gerald Red Elk, hablar de la relación y en verdad identificación entre Cristo y Quetzalcóatl. Examinando con madurez el antiguo emplazamiento de Chichen Itza, el templo de Kukulkan, exquisitamente ordenado, y las numerosas representaciones simbólicas relacionadas con Kukulkan, se me ocurrió que Kukulkan-Quetzalcóatl quien, en el año 999 D.C. profetizó la llegada de Cortés y la venida del cristianismo a Méjico, era, él mismo, una encarnación del Cristo. A la luz de mi naciente entendimiento sobre los mayas como navegantes planetarios, y como cartógrafos del vasto campo psíquico de la Tierra, del sistema solar, y de la galaxia aún más allá, dichos pensamientos y ocurrencias, como la de la identidad de Kukulkan y Cristo, me iban pareciendo menos y menos desaforados. Mi descubrimiento del filósofo de los mayas, Domingo Paredez, cuyo libro síntesis, La Parapsicología Maya, leí con ávido interés, estimuló mi ulterior percepción de los mayas como seres dotados con aptitudes psíquicas, como también intelectuales y espirituales altamente evolucionadas. A pesar de eso quedaba la pregunta, ¿de dónde vinieron?. O al menos, ¿de dónde provenía su información?, y, ¿exactamente cómo fue transmitida aquí?. Mientras nuestra excursión siguió su camino descendiendo al Caribe, se manifestaron otros conocimientos íntimos con respecto al Factor Maya. De nuevo fue en Coba, mientras estaba de pie en la cima de la gran pirámide llamada el Nohoch Mul, cuando el significado del “culto solar” de los mayas, (como también el de los egipcios e incas), comenzó a hacerse más inteligible para mi. En verdad, el sol no sólo es literalmente la fuente y sustentación de la vida, sino que también es el mediador de la información transmitida hacia y a través de él, desde otros sistemas estelares. La llamada adoración al Sol, tal como se les atribuye a los antiguos mayas, es en realidad el recuerdo y el reconocimiento de que la sabiduría suprema literalmente está siendo transmitida a través del Sol o más exactamente, a través de los ciclos correspondientes a los movimientos de las manchas solares binarias. El Tzolkin, o sea el Calendario Sagrado, es un medio para rastrear la información mediante el conocimiento de los ciclos correspondientes a las manchas solares. El Tzolkin es también la matriz de información que es transmitida al menos por dos sistemas estelares, creando un campo binario de comunicación a través de las manchas solares. En cuanto a las fuentes de información, parece claro que Las Pléyades es una fuente; y muy probablemente Arcturus es la otra. La última tarde en Yucatán la pasamos en uno de estos albergues de techo de paja y hamaca, cuyo nombre era Chac Mool. Las olas del Caribe se rompen y cabecean incesantemente sobre la playa invencible. De noche, las estrellas despliegan su pabellón de recuerdos infinitos a través del cielo obscurecido. Mirando detenidamente hacia los infinitos modelos geométricos de las estrellas, los cuales se interpenetran, sentí que una increíble satisfacción se vertía por todo mi ser. En el sonido del viento, en el sonido del oleaje, viendo la deslumbrante magnificencia de las estrellas, un conocimiento profundo y maravilloso se extendió tocando cada célula de mi cuerpo. Los mayas estaban regresando, pero no en la forma que podríamos pensar de ellos. Finalmente su ser, al igual que el nuestro, trasciende la forma corpórea. Y precisamente por esa razón, su regreso puede suceder ahora dentro de nosotros, y a través de nosotros. . LOS MAYAS ADIVINOS DE LA ARMONÍA Felizmente, mi ruta personal hacia el Factor Maya floreció a través de influencias que fueron sembradas por los estudios de historia del arte que condujeron finalmente a contemplaciones maravillosas y a intravisiones que espantarían la mente de naturaleza galáctica. En verdad, el que los mayas sean conocidos se debe a que ellos echaron un ancla en nuestra imaginación, con sus objetos de arte y manuales de arqueología. Mientras la National Geographic Society, muy recientemente ha llevado a los mayas hasta la atención popular a través de páginas policromas con comentarios sobre sus ruinas misteriosas, y obras hechas en piedra en las junglas de América Central, debe recordarse que el actual conocimiento de los mayas tiene escasamente más de 140 años. Cuando el equipo artístico arqueológico de John Stephens y Frederik Catherwood publicó sus diversas obras, exquisitamente ilustradas, que documentan sus viajes por Yucatán y América Central en 1840, el resultado fue sensacional. Este consistió en el virtual descubrimiento de una civilización “perdida”, con todo el romance y la fantasía que una tal imagen llega a evocar. Algunos escritores- exploradores del siglo XIX, como Charles Brasseur de Beauboug, Lord Kingsborough, y Augusto le Plongeon, mientras sacaban a la luz algunos asuntos de interés arqueológico, también estuvieron prontos a relacionar a los mayas con el antiguo Egipto y la Atlántida. Otros escritores, como James Churchward y Lewis Spencer, construyeron gran parte del aura atlante-lemuriana, que ellos atribuyeron a las ruinas mayas y a las escrituras jeroglíficas. Al mismo tiempo, a fines del siglo XIX, arqueólogos y pensadores puramente “científicos” tales como Alfred P. Maudslay, Ernest Willem Förstemann, y Herbert J. Spiden, se han aferrado al sistema matemático y astronómico de los mayas, que para la mente científica era claramente el aspecto más fascinante de los mayas. En 1927 se completó lo que embarazosamente se conoció como la correlación de la cronología Maya y Cristiana de Goodman-Martínez Hernández-Thompson. Esto quiere decir que el “inicio” del “Gran Ciclo” Maya ha sido ubicado entre el 6 de agosto y el 13 de agosto del año 3113 A.C. en el calendario cristiano. En la cronología maya esta fecha se escribe así: 13.0.0.0.0. Esta misma fecha, 13.0.0.0.0., se repetirá el 21 de diciembre del año 2012 D.C. Lo que esto quiere decir es que entre la primera fecha de 13.0.0.0.0. y la segunda, han transcurrido trece ciclos de algo menos de 400 años cada uno. A estos 2 grandes ciclos de 394 años y un poco más los mayas los denominaron baktunes. Ya que en la fecha 13.0.0.0.0. el coeficiente 13 se refiere a la culminación de un Gran Ciclo de 13 baktunes, el primer Baktún de un nuevo ciclo es efectivamente el Baktún 0, el segundo ciclo es el Baktún 1, y así con lo demás. De este modo, la fecha correspondiente al año 2.993 A.C. se escribiría así: 0. 1.0.0.0.. Lo que se llama civilización Clásica Maya se desenvuelve casi completa en el ciclo diez, Baktún 9, 435-830 D.C., y así la mayoría de las fechas descifradas se parecen algo a esto, cuando son escritas en nuestro sistema de numeración escrita: 9.13.10.0. (año 702 D.C.), Pero más adelante continuaremos con esto. Fue en 1935 cuando Sylvanus Griswold Morley, quizás el más sensible de los arqueólogos científicos, en su estudio por decir algo árido titulado “Guía para las ruinas de Quirigua”, resumió lo que aún es la perspectiva más predominante e iluminadora sobre los mayas: Cuando a los adelantos materiales de los antiguos mayas en la arquitectura, escultura, arte de la cerámica, arte de trabajar con las piedras preciosas, el trabajo con plumas, y el arte de tejer y teñir el algodón se les suman a sus realizaciones abstractas e intelectuales, es decir, la invención de las matemáticas posicionales con su desarrollo concomitante del cero; la construcción de una cronologiíta elaborada con base en un punto fijo de partida, el uso de un sistema para contabilizar el tiempo, tan exacto como nuestro propio calendario gregoriano; un conocimiento de astronomía superior al de los antiguos egipcios y babilonios - y todo esto juzgado a la luz de sus propias limitaciones culturales, que estaban a la par con las de la temprana era neolítica del mundo antiguo, nos permite proclamarlos, sin temor a contradicción, como al pueblo aborigen más brillante de este planeta. Tan alta como pueda ser esta apreciación, queda la conjetura de que a pesar de su brillantez, los mayas fueron sin embargo neolíticos y aborígenes. ¿Qué implica realmente el uso de estos términos?. Neolítico -Edad de Piedra-, y Aborigen -desde el comienzo del tiempo, antes de la civilización- estos dos términos son medidos de la vara del progreso. El uso de estos términos obliga a la mente a la perspectiva de que cualquiera que sea la ingeniosidad que haya sido lograda por este pueblo, éste perteneció inexorablemente al pasado, es una anomalía, y de ahí que tenga escasa aplicación en el presente. Sin embargo, con frecuencia se plantea la pregunta siguiente: si los mayas fueron aborígenes neolíticos y realmente no tenían metalurgia y no usaron la rueda, ¿qué hacían con un sistema matemático de tan exquisito refinamiento?. ¿Por qué eran tan intelectuales?. Y cuando uno examina el asunto, el período Clásico Maya, que tuvo su apogeo entre los años 435 y 830 D.C., tiempo en que transcurrió la “Edad Oscura” europea, se ve que no están tan alejados, al menos en el tiempo. Según las normas generales, las posteriores Eras de Piedra transcurrieron en otras partes del mundo hace unos 12.000 a 6.000 años. Hay algo que está equivocado: ¿están equivocados los mayas, o lo está la vara con que se les ha medido?. . Desde que Morley escribió su declaración quinta esencial arqueológica en 1935, se han efectuado unos pocos descubrimientos espectaculares en la arqueología Maya, tales como los murales de Bonampak, descubiertos en 1946; y la pirámide sepulcral de Palenque, excavada en 1952. Pero sobre todo, se ha presentado un refinamiento gradual en el estudio de la arqueología maya, inclusive la aparición de la nueva disciplina llamada la arqueoastronomía. Y además, el uso del ordenador ha hecho incursiones en el desciframiento de los jeroglíficos, pero en gran parte sólo en la identificación de nombres considerados líderes “dinásticos”, como Pacal Votan de Palenque. sucesos del destino, los mayas han persistido, al menos culturalmente, al permanecer diferentes hasta la época actual. Y, aquí y allá, los hechiceros, guardianes de las más antiguas tradiciones, se las han arreglado para mantener vivos el conocimiento, el código, y las líneas de la verdad que conducen directamente a las estrellas. Cuando miramos la historia y examinamos lo que los mayas dejaron atrás, se hace claro un hecho. Los españoles no solamente no tenían idea de que había ocurrido una separación en el tiempo entre los Mayas Clásicos del baktún 9 y los últimos mayas de la Alianza de Mayapan, sino que los mismos textos y manuscritos de los últimos mayas - el Popol Vuh, Los Libros de Chilam Balam, y Los Anales de los Cakchiqueles, realmente no nos dan información respecto a sus antecesores los Mayas Clásicos. No sólo fueron los cristianos los que alteraron o interpretaron mal lo que les fue dicho por los mayas, sino que los mismos mayas tardíos parecen haber confundido intencionalmente sus textos. ¿Por qué?. Cuando Stephens y Catherwood hace 150 años encontraron por casualidad en la jungla los centros de los Mayas Clásicos, verdaderamente ellos habían dado con una “civilización perdida”, pero perdida únicamente para nuestra mente. Cuando todo haya sido dicho y hecho, serán solo los contornos visibles de la mente científicamente materialista lo que ha descrito la arqueología sobre los Mayas Clásicos. Lo que en realidad yace en la jungla que está situada en las tierras bajas de Peten, es muy diferente a lo que describe la arqueología. Como una constelación estelar impresa en las junglas de América Central, el modelo que conecta los distintos centros de la era clásica atisba a través del laberinto del tiempo. Los templos piramidales y las plazas esparcidas con grandes monumentos en piedra, esculpidos intrincadamente con jeroglíficos y datos astronómicos, representan una operación de registro científico más precisa que cualquier otra conocida por la humanidad. En verdad, tomados como un todo, los centros de los Mayas Clásicos del Baktún 9 parecen una verdadera carta de presentación cósmica. Los monumentos parecen contarnos: “Oh, vosotros los de la Tierra: aquellos que nos construyeron han estado aquí, con apariencia de humanos, como vosotros, oh terrestres. No podéis ver, ¿no podéis entender lo que hemos dejado para vosotros?. Si pudierais abrir vuestros ojos desapegadamente veríais y conoceríais el don que os espera”. Evidentemente, para los Mayas Clásicos más importante que adquirir territorios y hacer la guerra, fue la necesidad de rastrear los ciclos del planeta Tierra mediante un singular sistema de matemáticas. El objetivo de este bien elaborado sistema para la conservación de la información parece haber sido la relación recíproca de los ciclos terrestres y de los otros planetas dentro de nuestro sistema solar, con la matriz armónica de un programa maestro. Esta matriz, que abarca los armónicos cíclicos de los planetas que están dentro de nuestro sistema solar, era de naturaleza galáctica, ya que ésta representaba una perspectiva más grande y más amplia que la que pudiera obtenerse desde dentro de nuestro sistema solar. Siendo algo único desde todo punto de vista conocido, esta perspectiva implica el que los Mayas Clásicos tuvieran una misión precisa. Cualquier persona que tenga una misión, también tiene un mensaje, y . este es un hecho que parece bastante obvio, pero que escapa con demasiada frecuencia a la mente de los arqueólogos materialistas. El hecho de que los Mayas Clásicos fueran una civilización sin paralelo en su consumación, y única en la auto-conclusión de su realización, se debe en su totalidad a la misión que era su deber cumplir. Parece que esta misión era la de colocar la Tierra y su sistema solar en sincronización con una más vasta comunidad galáctica. Ese es el significado de las fechas y de los jeroglíficos acompañantes. Una vez que este objetivo hubiera sido alcanzado, pues esta es la causa y el significado de la intensa actividad del Baktún 9, los mayas se marcharon, pero no todos. Algunos se quedaron atrás como custodios supervisores, hablando el lenguaje del Zuvuya, código críptico de las significaciones de los diferentes ciclos del tiempo. La clave y el código que fueron dejados por los Mayas Clásicos, o diremos mejor por los mayas galácticos, y que explicaban su propósito y su ciencia, están depositados en el sistema engañoso por su simpleza de trece números y veinte símbolos llamado el Tzolkin. En efecto, en el Tzolkín, la matriz armónica, está todo lo que necesitamos saber respecto al Factor Maya. Pero, ¿cómo fue hecho todo esto?. ¿Cómo llegaron los mayas aquí?. ¿Cuál es el significado de la sincronización galáctica, y qué conexión tiene ahora todo esto con nosotros?. En respuesta a estas preguntas, todo lo que podemos decir es: lo que diferencia a la ciencia Maya de la ciencia actual, es que la primera es un sistema que opera dentro de un marco galáctico. Una ciencia que actúa dentro de un marco genuinamente galáctico, no puede ser separada de lo que llamamos mito, arte o religión. Porque, como perspectiva comprensiva el marco galáctico de referencia de los mayas, sintetiza en vez de separar. Los mayas no sólo desafían nuestra ciencia, sino que juegan con nuestros mitos, y, tal y como lo veremos, renuevan nuestra historia con un significado y un alcance que ubican nuestro destino dentro de los designios invisibles del firmamento estrellado pero de una manera impensada para los fabricantes de juguetes de latón de nuestros modernos programas espaciales. Habiendo examinado a los mayas desde la perspectiva arqueológica y de la moderna ciencia materialista; examinémoslos ahora desde el punto de vista galáctico comprensivo que nos ha proporcionado el Factor Maya. Los términos mayas Hunab Ku y Kuxan Suum, son importantes porque nos dan una perspectiva galáctica que sintetiza la ciencia y el mito. Hunab Ku se traduce ordinariamente como el “Dador de Movimiento y Medida”; es el origen de la vida más allá del sol. En este aspecto, Hunab Ku es el nombre del núcleo galáctico, no solo como un nombre, sino también como una descripción del propósito y de la actividad. El movimiento corresponde a la energía, origen de la vida y conciencia inmanente en todo fenómeno y que todo lo penetra. La medida se refiere al principio del ritmo, de la periodicidad y de la forma, que dan cuenta de las diferentes cualidades limitantes que la energía asume a través de sus diferentes transformaciones. Kuxan Suum, literalmente el “Camino hacia el Cielo que Conduce al Cordón . Resonancia significa la cualidad de volver a sonar. Resonar es reverberar. Reverberar implica dar y recibir, lo cual es la definición de la comunicación que siempre es simultánea, y al menos entre dos agentes. Cualquier comunicación implica un intercambio de información. La gente habla de la “era informática”, pero, ¿qué es información?. Desde la perspectiva de los armónicos resonantes, información es la forma-vehículo de calidades de energía que pasan entre dos agentes o partes. Como “volver a sonar”, la resonancia es información. Entonces, la esencia de la información no es su contenido sino su resonancia. Por eso es tan importante sentir las cosas. El sentir la resonancia de la información entrante, co-crea un campo resonante. Si tratamos de conceptualizar una experiencia antes de que hayamos resonado con la experiencia, el campo queda deshecho o se interrumpe. Si el campo se interrumpe eso quiere decir que el Kuxan Suum se ha obscurecido en el plexo solar en una palabra, hemos dejado de sentir las cosas, y nuestra resonancia se ha debilitado. Cuando la gente habla de resonancia, también habla de frecuencias y de tonos. Se refiere a la rata de vibración. Como todo el mundo sabe, hay grados de vibración altos y bajos, mientras que toda vibración es pulsación de ondas. Una frecuencia “sostenida durante un simple período de onda, conocido de otra manera como pulsación, se convierte en un tono. Por consiguiente, un tono es una frecuencia sostenida, cuyo nivel determina cuál de nuestros órganos de los sentidos puede ser afectado. En otras palabras, el tacto tiene sus tonos; el perfume es un tono del campo sensitivo del olfato; aún la “mente” experimenta sus tonos sensitivos de alta frecuencia. Incluida en todos los campos de los sentidos, la armonía es la sincronización de dos o más tonos. La habilidad para sincronizar los tonos y sintetizar los campos de los sentidos, es un arte, como también una ciencia. La práctica de esta ciencia ofrece oportunidades insospechadas desde una perspectiva materialista, la cual, por ejemplo, lo lleva a uno a pensar que volar es el paso de un cuerpo físico llevado a través del aire y entre dos puntos. Pero, ¿qué es volar para los campos sensibles del pasajero que va en el avión?. El brusco estremecimiento vibratorio de los motores del jet el olor del combustible, y comida del horno micro ondas. Pero, ¿y si volar es la capacidad para identificar la conciencia con la resonancia, y cabalgar sobre las frecuencias de diferentes niveles, de realidad?. Verdaderamente, la armonía es una ciencia. Aquellos que practican esta ciencia son los verdaderos artistas, los adivinos de la armonía, porque son ellos los que transmiten - no como una doctrina sino como realidad misma - el principio de la resonancia armónica. Al aplicarlo galácticamente, este principio describe la totalidad del universo, como un campo que es puesto en acción por lentes o láminas resonantes. Mediante la afinación o pulsación adecuada de estas lentes, se puede producir el sonido de los tonos superiores, que penetran a los niveles altos o bajos de la actividad tonal. Al hacer sonar los tonos y tonos superiores, como al pulsar las cuerdas de un arpa, y observar el efecto de las vibraciones formando ondas pequeñas en una taza de agua, la información de diferentes niveles u octavas, se transmite a otros niveles y octavas. Si esta perspectiva universal suena pitagórica - la música de las esferas - ¡es que lo es!. Sin embargo, la diferencia entre los pitagóricos y los mayas es ésta: Los mayas demostraron hasta un grado muy determinado que ésta no es meramente una filosofía, sino la base de toda una civilización. Una civilización así, basada en el principio de la resonancia armónica, obviamente es diferente en naturaleza y propósito, a una civilización como la nuestra, que está basada en la adquisición de bienes materiales y en la defensa de territorios. Para entender a los mayas y sus bases científicas como una alternativa a nuestro actual desorden, debemos continuar aún más la descripción de dicha civilización. Por ejemplo, ¿cuáles serían las metas y propósitos de una civilización basada en el principio de la resonancia armónica?. ¿Podría ser algo diferente de colocar al conjunto terrestre en resonancia con el Sol, como miembro evolucionante de una gran familia galáctica?. ¿Cómo se compara esto con los objetivos de nuestra actual civilización?. ¿Quién puede decir cuáles son los objetivos de nuestra civilización?. ¿Tienen estos objetivos alguna relación con el planeta o al menos con el sistema solar?. Precisamente, por estar basada en el principio de la resonancia armónica, a una civilización como la Maya se la puede describir como una civilización dotada de información galáctica. Es decir, en el principio de resonancia armónica, hay una onda de doble sentido como medio de información, que forma ondas pequeñas hacia y desde el ser individual, hasta la mente colectiva o planetaria, y desde la mente planetaria, pasando a través del Sol, hasta el núcleo galáctico. Sí los mayas son “agentes galácticos”, el tener información galáctica, solamente describe un proceso de divulgación de información, o también describen un proceso que en la actualidad llamaríamos “viaje espacial”. ¿O, más bien, no podría ser que desde la perspectiva de la resonancia armónica y el flujo en doble sentido de información galáctica, no hay diferencia entre divulgación de información y viaje espacial?. Pienso que en este punto hay una diferencia importante por considerar. A diferencia de la ciencia occidental, la cual se basa en la investigación de la materia - y de ahí el materialismo científico - la ciencia Maya se basa en la mente como fundamento del universo. El universo es mente, y las diferentes cualidades de la mente pueden describirse por relaciones numéricas enteras y simples. Para la ciencia Maya, lo que nosotros llamamos materia, representa a diferentes tonos que se sostienen conjuntamente como un espectro de frecuencia armónica, y que es perceptible por el sentido del tacto, Igual que las demás experiencias resonantes, la materia puede ser representada por relaciones numéricas enteras. Como cualquier matemático sabe, el número mismo es una estructura puramente mental. Un corolario más de la perspectiva Maya, es la universalidad de la conciencia. Ya que el universo es de naturaleza mental en vez de material, o más bien, puesto que la noción de lo material se deriva de lo mental, en realidad sólo existe la conciencia – energía inteligente - sea ésta un pedazo de cuarzo, una hormiga, un ser humano, o algo más allá. Todo vive. No hay nada que no tenga sensibilidad. El campo de la realidad está saturado de propósito. Según esta perspectiva, la forma de las cosas es la forma de la conciencia en una articulación particular de frecuencia resonante. Una articulación de frecuencia resonante puede definirse como la sincronización de dos o más espectros tonales que unen la necesidad momentánea con el propósito universal. El medio ambiente puede necesitar a la “hormiga” para que efectúe una labor, la de airear la Tierra. Y en tal caso está el espectro tonal uniendo la necesidad momentánea con el propósito universal de airear la Tierra. De una manera similar, en un punto de su evolución, la Tierra puede necesitar inteligencia sincronizada que la coloque en una relación más consciente con el Sol y con la galaxia como un todo. O, más bien, al mismo tiempo el Sol puede necesitar un cuerpo planetario para fundamentar conscientemente la información galáctica que él está recibiendo desde el núcleo galáctico, y desde otros sistemas estelares más evolucionados. Esta es exactamente la situación que le corresponde al Factor Maya: La sincronización de la información galáctica con las necesidades mutuas de la Tierra y del Sol. Como hormigas galácticas, los mayas y su civilización serian los sincronizadores de la necesidad momentánea, (representada por la inteligencia planetaria o solar) con un propósito universal: la entrada plenamente consciente en la comunidad galáctica. Examinemos por un momento un escenario. Supongamos que la galaxia es un inmenso organismo que posee orden y conciencia, de una magnitud que trasciende el umbral de la imaginación humana. Como un cuerpo gigantesco, ésta se compone de un complejo de sistemas estelares miembros, cada uno coordinado por el núcleo galáctico, Hunab Ku. Al ciclar energía e información, simultáneamente en dirección de las manecillas del reloj y en sentido contrario, la pulsación densa del corazón galáctico emite una serie continua de señales, llamadas por nosotros radio - emisiones. En realidad, estas radio-emisiones corresponden a una matriz de resonancia, que es un vasto campo galáctico de energía inteligente cuya pulsación primaria de actividad y descanso proporciona las bases para las cuatro funciones de onda universal; una función de transmisión o función informativa; una radioactiva, o función electromagnética; una atractiva, o función gravitacional; y una receptiva, o función psicoactiva. El único objetivo de la continua emisión de la onda de información inteligente desde Hunab Ku, el núcleo galáctico y radio estación cósmica, es la coordinación superior de los organismos miembros, los sistemas estelares. Por coordinación superior se quiere significar primero que todo, la habilidad de la inteligencia local, que por medio de un enfoque de las lentes del Kuxan Suum, quiere llegar al umbral de la percepción del todo y alinearse convenientemente. Por inteligencia local, se quiere dar a entender la mente planetaria o campo de conciencia que constituye el campo autorreflectivo de un planeta (o planetas), dentro de un sistema estelar dado. Entonces, una vez que el alineamiento con el todo haya sido percibido y realizado, por un sistema local, el objetivo es extender el proceso a los sistemas miembros en Una ciencia basada en el principio de la resonancia armónica podía traducir las matemáticas de números compuestos de estos codones, a estructuras de onda de diferentes frecuencias, y transmitir la información como una transducción resonante a través del Kuxan Suum. Como viajeros estelares de máxima velocidad que relampaguean a través del éter galáctico, los mayas se podían transmitir como información del código. ADN de un sistema estelar a otro. Sin embargo, para respetar la perspectiva del sistema, la transmisión de información genética o de otra especie desde un sistema más evolucionado a uno menos evolucionado, uno debe pasar por la jerarquía de mando que corresponda. La cadena básica de mando va desde Hunab Ku - el núcleo galáctico hasta la estrella, y desde la estrella la inteligencia reflectiva, que es la mente o conciencia planetaria. Una vez que una conciencia planetaria particular se haya colocado en alineamiento con el todo - es decir, a través de su estrella madre al núcleo galáctico - entonces podría establecerse la comunicación con otro sistema estelar, mediante cambios que se hagan en el código universal, o módulo armónico -. Es importante tener en mente que la información comunicada desde un sistema a otro, debe pasar por la estrella del sistema receptor. Esta es la estrella, de la cual nuestro Sol es un ejemplo, la que media el Kuxan Suum entre Hunab Ku, el núcleo galáctico y el planeta que está evolucionando hacia una inteligencia consciente y reflectiva. ¿Cómo ocumría esta transmisión de información usando al Sol como principal mediador?. Suponiendo que se ha efectuado una supervisión, y que una inspección al sistema local ha verificado que el sistema ha evolucionado lo suficiente como para estar en el punto de entrada del alineamiento total, entonces el código propio de información sería alistado. A través de la estrella local, es decir, nuestro Sol, llamado Kin por los mayas, se emitiría una sonda de inteligencia transmitida como un código de sincronización. Ya que el Kin, nuestro Sol, tiene un ciclo inferior a los 23 años, que están divididos en dos pulsaciones que en promedio son de a 11 .3 años cada una, la sonda de inteligencia sé sincronizaría primero con este ciclo solar. El ciclo de pulsación de 11.3 años produce incidentalmente un fenómeno conocido como la heliopausa; una fluctuación en la burbuja virtualmente imperceptible que forma el heliocosmos - que a su vez es la totalidad del campo gravitatorio y electromagnético del Sol, la cual abarca las órbitas de los planetas de todo el sistema solar. Una vez que el campo informativo del Sol se haya sincronizado con el flujo de la información de los sistemas más evolucionados, puede ocurrir la transducción de información crítica; es decir, la impregnación genética del campo planetario seleccionado. Como un rayo sutil afinado de acuerdo al ciclo solar, entraría instantáneamente a manifestarse la onda de información genética codificada según las frecuencias particulares y las cualidades del planeta seleccionado. Los mayas, navegantes galácticos y adivinos de la armonía, habrían penetrado en otro sistema. ¿A qué se parecería esto?. ¿Cómo ocurría esto realmente?. El comienzo del más coherente de los textos mayas existentes, es decir, El Popol Vuh: El Libro de la Comunidad o de las Cosas Comunes, aunque escrito después de la conquista española, contiene algunas pistas interesantes. Aquí expresaremos la revelación, la explicación, y la narración de lo que estaba oculto, la revelación... y al mismo tiempo la explicación, la narración conjunta de la Abuela y el Abuelo... lo sacaremos a la luz porque ahora el Popol Vuh... ya no puede ver más, en el cual se veía claramente la venida del otro lado del mar Existió el libro original, escrito hace mucho tiempo, pero su vista está oculta al investigador y al pensador. Grandes eran las descripciones y el relato de cómo fueron formados el cielo y la Tierra, de cómo esto fue formado y dividido en cuatro partes; de cómo fue partido esto, y de cómo fue dividido el cielo; y fue traída la cuerda para medir, y ésta fue extendida en el cielo y sobre la Tierra, sobre los cuatro ángulos, sobre las cuatro esquinas, como había sido dicho por el Creador y el Hacedor, la Madre y Padre de Vida, de todas las cosas creadas, él, quien da aliento y pensamiento, ella, quien da el nacimiento a los niños, él, quien vela por la felicidad de la gente, y por la felicidad de la raza humana, el hombre sabio, él, quien medita en la bondad de todo lo que existe en el cielo, en la tierra, en los lagos, y en el mar. De un modo similar, en otro texto llamado Los Anales de los Cakchiqueles, está escrito lo siguiente: ... Del otro lado del mar llegamos al lugar llamado Tulan... la gente llegó a Tulan desde cuatro lugares. En el oriente hay un Tulan. Otro en Xibalbay; otro en el occidente desde donde vinimos nosotros mismos, y hay otro donde está Dios; por eso hubo cuatro Tulanes y emprendiendo el viaje llegamos a las puertas del Tulan. Solo un murciélago vigilaba las puertas de Tulan... En aquella época, a nosotros, los trece clanes de las siete tribus que somos, los trece clanes guerreros, nuestras madres y padres nos ordenaron venir De estas descripciones crípticas, hay varias cosas que de inmediato nos llaman la atención. Primero que todo, estas son descripciones de una llegada y no a la existencia, del paso de un lugar situado en otra parte y que es el descrito como “el otro lado del mar”, ¿es un océano real, o es una metáfora para designar al mar galáctico?. En segundo lugar, hay una descripción mandálica, bien sea de los cuatro Tulanes o de las cuatro partes en que fueron divididos el cielo y la Tierra. ¿Qué describe esto en realidad?. ¿Es también una referencia al Kuxan Suum la cuerda para medir, por medio de la cual el centro determina la relación de las cuatro esquinas o cuatro direcciones?. . Entonces aquí está la referencia a las trece familias de guerreros, y a las siete tribus. Estos son los números claves de la matriz Maya. El número trece, que representa el movimiento que está presente en todas las cosas, repetido veinte veces, da 260, que es el número armónico del Tzolkin o matriz galáctica. El siete es el número del centro místico. El seis, al ser restado del siete, da uno, el número de la unidad. El seis, sumado al siete da trece, que es el armónico celeste del movimiento y la totalidad. El siete, sumado al trece, da veinte, factor que combinado con el trece da origen al módulo armónico. Los números situados en las cuatro esquinas del Tzolkin o matriz armónica son: el uno en el comienzo, el trece al final, y el siete en las dos esquinas intermedias. En estas descripciones sobre el origen, ¿realmente estamos tratando con el lenguaje codificado del Zuvuya, el cual describe el paso por el Kuxan Suum hacia la desarrollándose en este planeta quizás hace 3.000 años, si no antes. Dedicándose a su objetivo de reunir información respecto a la Tierra en su relación con el Sol, la luna, y el resto del sistema solar, los mayas observaron, adoptaron, interactuaron y asimilaron. Manteniendo siempre comunicación con el cuartel central, cuando el tiempo maduró para permitir su mensaje las alturas luminosas de la civilización clásica de los mayas - ellos se dedicaron a ello con precisión, sentido artístico y aplomo. Ya que a través del Kuxan Suum ellos aún estaban en comunicación con el Hunab Ku, núcleo galáctico, el sistema matemático “llegó” plenamente desarrollado. Después de la observación y adaptación al nuevo sistema planetario, los veinte jeroglíficos claves habrían sido modificados de manera conveniente. Y siguiendo la conclusión de su misión, es decir, la correlación de los ciclos planetarios de nuestro sistema solar dentro de la estructura galáctica de la matriz armónica, entonces los agentes claves habrían regresado hacia su punto de partida, a través del sistema de las lentes mediadoras del Kuxan Suum. En esta forma podría explicarse el “misterio” de los mayas. Dado este escenario, hay un género de esculturas que los mayas dejaron en Quirigua y también en Palenque, las cuales retratan a figuras humanas o que se parecen a figuras humanas, y en posiciones que muestran los pies levemente en posición de jarras, como si estuvieran elevándose o flotando, ascendiendo o descendiendo, viniendo a este mundo, o saliendo de él. La más famosa de éstas, es la figura que está en la tapa de la tumba del Pacal Votan en Palenque, en la cual parece que el árbol de la vida saliera del abdomen o plexo solar de la figura principal. ¿Este árbol de la vida es realmente el Kuxan Suum?. Más intrigantes son las dos figuras de Quirigua, sin ninguna duda, el centro intelectual más brillante de los mayas. También es interesante el hecho de que, como el más brillante de los centros mayas, Quirigua alcanzó su pináculo de perfección artística e intelectual en los períodos finales del Baktún 9 - año 790 al 830 D.C. Una figura que está sobre el gigantesco altar de piedras de la “figura zoomorfa O” en Quirigua, posee una cabeza fantásticamente grotesca, un tocado fenomenal, y por lo demás, una figura humana. En su mano derecha sostiene una especie de manija. Detrás del cuerpo hay una gran valla de forma orgánica que consta de tres discos circulares u ovalados, en los que hay incisas unas pequeñas formas circulares. La posición de las piernas, brazo, y en particular, la cabeza vuelta de lado, le dan a esta figura la apariencia de estar elevándose o flotando. En otra escultura del mismo género en Quirigua, sobre el altar de piedra igualmente monumental de la “figura zoomorfa P”, solamente los pies y las pantorrillas parecen reconocibles como humanos. El resto del cuerpo, que parece como si estuviera casi sentado, desaparece en un laberinto de estructuras extrañas y al mismo tiempo orgánicas. Mirando el altar de la “figura zoomorfa P”: hay una escultura sedente en actitud contemplativa y sosteniendo un cetro. Todas las figuras de Quirigua están acompañadas por abundantes jeroglíficos. La figura de Palenque está adornada en la tumba por representaciones de los Nueve Señores del Tiempo o del Bajo Mundo. ¿Qué está sucediendo?. ¿Son estas las representaciones de la forma que viene a manifestarse o que se sumerge de regreso en el campo vibratorio del Kuxan Suum?. Mientras que, según la normas comentes, todo esto puede parecer especulación, o hipótesis descabelladas, estamos en Tierra firme al tratar con la matriz armónica, o sea un módulo armónico de 13 X 20, llamado comúnmente el Tzolkin. Al volver nuestra atención a esta única pieza de evidencia, que es intrigante\coherente, penetraremos aún más en el misterio galáctico de los mayas, adivinos de la armonía Y al mismo tiempo a través de nuestro entendimiento del Tzolkin, nosotros mismos podemos llegar a adivinar el propósito de los mayas al venir a este planeta. . lj TEMPLO MAYA DE NUEVE PISOS A los ciclos armónicos, llamados vinal, tun, katunes, baktunes, etc... y las secuencias de ciclos armónicos, tomados como conjuntos más grandes, describen las frecuencias o calibraciones de un orden orgánico más grande, es decir, del modelo armónico del planeta Tierra en relación con el Sol y las galaxias que están más allá. Sin embargo, para continuar con la analogía musical, mientras que un día representa un tono o número particular, éste también tiene sus tonos secundarios. Cuando está debidamente afinado en su esencia, entonces, la cualidad de un día puede conducir a experiencias en otras octavas, o en otras dimensiones del ser. Aunque esta perspectiva tiene alguna analogía con la astrología, el significado es algo diferente, porque los números señalan hacia los armónicos galácticos más que o lo mismo que hacia los ciclos planetarios. Como resultado de esta perspectiva, aquello que los eruditos han tomado como la obsesión Maya con respecto al tiempo, no lo es en modo alguno. Más bien, las series de números que tan profusamente adornan los monumentos de los Mayas Clásicos, están destinadas a describir principalmente las calibraciones de la armónica galáctica, correspondientes a los ciclos del tiempo solar y terrestre. Regresaremos brevemente a las implicaciones de esta afirmación. Por consiguiente, para los mayas el significado del número no viene necesariamente de la relación secuencial, como por ejemplo, el diez es más grande que el nueve, ni las cantidades que indispensablemente pueda representar cualquier suma de números, sino que viene de las cualidades derivadas de las yuxtaposiciones, permutaciones y tonos secundarios de un determinado conjunto de números. En otras palabras, el significado del número como representante de las series de armónicos, no es lineal o progresivamente cuantitativo, sino radialmente recíproco. Pero, ¿qué queremos decir cuando decimos que el significado del número es radialmente recíproco?. Con el término radial queremos dar a entender un campo dinámico de radiación, y de cualidades radiantes como un fuego artificial que explota en forma de estrella en el día cuatro de julio. la idea es que cada uno de los trece números es radial, y expresa sus cualidades simultáneamente en todas direcciones, pues cada número está contenido en todos los demás números y los penetra a todos a la vez. El término recíproco significa que cada número retroalimenta a todos los otros números, y que como número se encuentra expresado en los demás dentro de un circuito que los incluye a todos. Un circuito describe una comente de energía cuyo origen y terminación son una misma cosa. Como un circuito gigantesco, la galaxia puede ser representada por una serie de comentes de energía, en las que cada una de sus pulsaciones radiales puede ser descrita mediante una de las series de los números primarios. Igual que en un circuito, todas y cada una de las comentes de energía vibratoria tienen un final y un punto de origen comunes, es decir, Hunab Ku, el núcleo galáctico- El mismo circuito, tal y como es descrito aquí, es llamado por los mayas el Zuvuya, o sea la comente desde y hacia la cual todo brota y a la cual todo regresa, yendo y viniendo simultáneamente, a la fuente de origen. Regresemos entonces al Hunab Ku, el núcleo galáctico cuya brillantez no puede expresarse con palabras. Como el núcleo de un huracán, de Hunab Ku podemos decir que posee un movimiento simultáneamente de spin y contra-spin, e irradia hacia afuera desde un punto central de energía indescriptible, que pulsa a una frecuencia particular. Digamos que las comentes de energía contrarias puede describirse mediante una serie de números que van en direcciones opuestas. Además de eso digamos que una comente pulsa en frecuencias representadas por las series del 1 al 13, y la otra pulsa en las series de frecuencias que van del 13 al 1. Es decir, la primera va desde una pulsación simple a una más compleja, y la última va desde una pulsación más compleja a una sencilla. Si igualamos las pulsaciones de las comentes que van en sentido de spin y contra-spin, la serie que obtenemos es la siguiente: Spin 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 (= 91) Contra-Spin 13 12 11 10 9 8 7 6 5 4 3 2 1 (= 91) Sumas pares 14 14 14 14 14 14 14 14 14 14 14 14 14 El ciclo completo de spin y contra-spin, también puede ser descrito por los números que representan las diferencias entre cada uno de los números adyacentes de los dos ciclos, es decir, la diferencia entre 1 y 13, 2 y1 2, 3 y 11, etc.. La secuencia de las diferencias entre las dos series se expresa mediante la siguiente serie de números: Diferencias 12 10 8 6 4 2 0 2 4 6 8 10 12 (= 84) Vemos también que la suma de los números 1+2+3+4+5+7+8... +l 3 es igual a 91, que es igual a 13 X 7, mientras que los números d e las series representadas por las diferencias de los dos ciclos suman 84, o sea 7 X 12, la diferencia entre 84 y 91 vuelve a ser 7. Aún como número par, el 12 también puede ser factorizado por 3 (3 X 4), y 84 es igual también a 3 X 28, mientras que el 28 está representado por 4 X 7. En este ejemplo, es interesante observar que el 7, que es el número que está en la mitad de cada una de las series, representa una diferencia de cero. Al estar en el centro de una serie de 13 números, el 7 representa la plenitud mística0 o potencialidad. Sumando las 2 series de 13 números, en la forma en que están colocadas la una frente a la otra, 1 + 13, 2 + 12, 3 + 11, etc. en todos los casos la suma es 14, o sea de 7 X 2. El número total de los números en las series de spin y contra-spin, es de 13 X 2, o sea 26. En este simple ejemplo vemos que desde el núcleo galáctico, los números pueden irradiar simultáneamente en por lo menos dos direcciones. También vemos tono del número. Esta función, que se llama en matemáticas el principio fractal, expresa la capacidad de un número para permanecer proporcionalmente constante. Por consiguiente, el 2 es al 10 lo que el 20 es al 100, y el 200 es al 1.000. Aunque cambie la cantidad del número, en esta serie la proporción es constante. Además, el todo puede reconstruirse desde la proporción. En el código Maya uno se sorprende por la continua aparición de ciertos números que se refieren a proporciones holográficas específicas o fractales, incluyendo 26, 260, etc, y 52, 520, etc. En verdad, es por las propiedades fractales que los números resuenan en diferentes octavas, trayendo a los sentidos y a las esferas mentales ciertos rangos de información superior, para ser decodificadas por medio de la afinación celular. (Para más información sobre fractales en el sistema Maya, véase el Suplemento B, Factores y Fractales mayas. Así pues, vemos que el propósito de la matemática Maya era comprender y registrar la constante galáctica, el Tzolkin que gira en sus interminables fractales armónicos y permutaciones de sus sobre-tonos. El registro de números hecho por los Mayas Clásicos solo tuvo que ver secundariamente con los calendarios. Verdaderamente, lo que encontramos registrado en los grandes monumentos de piedra, y en algunos de los códices existentes o manuscritos pintados, es en realidad la habilidad que los mayas demostraron para expresar la relación entre la armonía galáctica y los ciclos anuales de la tierra, la luna y otros planetas del sistema solar. Razón por la cual, en lugares como Copan, Quirigua y Tikal, los mayas erigían “marcadores del tiempo”, cada cinco, diez y veinte años. No eran años lo que ellos conmemoraban, sino números armónicos que aparecían en equivalentes factorizados de 5, 10 y 20 años. Así pues, cinco “años” son realmente una calibración de 1.800 kin. 1.800 kin es un holtun al cual le faltarían solo 25 días para los 5 años solares. 1.825 = (S X 365) días. De igual manera, 10 “años” son 3.600 kin, y 20 “años” son 7.200 kin. Como punto de interés, vemos que cada uno de estos números 1,800, 3.600 y 7.200 tienen al 9 como su factor básico (18 = 9 X 2; 36 = 9 X 4; 72 = 9,X 8). Como veremos, el 9 es el número clave asociado a los cálculos que se correlacionan con lo que llamamos tiempo. Estas calibraciones armónicas -1.800 kin, 3.600 kin, 7.200 kin etc...- corresponden a mensuras de un modelo galáctico o rayo de sincronización. Para pensar en esto, imaginemos un rayo que emana del núcleo galáctico. Imaginemos que esto es como el rayo luminoso de un faro, que mientras mayor sea la distancia, más ancho es el rayo. Imaginemos que un bote alejado en el mar pasa a través del rayo. Aún cuando el bote y el rayo estén en movimiento, habrá un intervalo de tiempo durante el cual el bote sea realmente bañado por el rayo de luz. Así ocurre con la nave espacial Tierra, al pasar como un bote a través del rayo de sincronización galáctica. Desde la perspectiva de los armónicos mayas, este rayo tiene un diámetro de 5.200 tun. Esto se traduce aproximadamente en 5.125 años terrestres de diámetro. ¿Cómo es esto?. El comienzo de nuestro paso por este rayo corresponde al 13 agosto del año 3113 A.C., que es la fecha Maya para el inicio. Teniendo, 5.200 tun de duración, el modelo armónico galáctico pertenece a una serie de fractales basada en el 52, y el 52 mismo está basado en 26 (X 2), y en 13 X 4. Ya que el 26 es fractal básico de 260, el número del Tzolkin, el rayo está totalmente marcado y saturado con la constante galáctica. Debido a que el rayo está calibrado en 5.200 tun, y debido a que un tun de 360 kin, o el equivalente a 360 días, son 5 días menos de un vago año solar de 365 días, el modelo completo de 5.200 tun es en realidad el equivalente de unos 5.125 años de duración. De nuevo, estamos suponiendo que la intención principal de los Mayas Clásicos no era la de contar el tiempo, sino la de anotar las calibraciones armónicas del rayo de sincronización armónica de 5.200 tun. Naturalmente, los expertos en cuestiones mayas en su mayoría están perplejos con lo que parece ser el uso de ciclos calendáricos de 260 y 360 unidades, que no corresponden de manera exacta con los ciclos planetarios perceptibles ya sean astronómicos u orgánicos. La causa de este asombro, radica en el hecho de que los ciclos de 260 y 360 unidades no son ciclos originalmente calendáricos o para contabilizar el tiempo, sino que son índices fractales de la armonía galáctica. Como fractal, 260 es realmente un sobretono secundario de 26, o sea, de 2xl3, y 360 es un sobretono secundario de 36, o de 2xl8 y 4x9. Así pues, en los números 260 y 360 vemos los factores claves mayas 4, 9 y 13. El “calendario” de 260 unidades es la constante galáctica. El “calendario” de 360 unidades es el calibrador armónico. El 260 es constante porque representa la interminable ronda de permutaciones generadas por los 13 números y las 20 posiciones direccionales que definen el menor conjunto posible de cambios, que dan cabida al mayor número de posibilidades galácticas, desde frecuencias de onda, hasta arquetipos. Tanto el 260 como el 360 son números de cálculo que se basan en la unidad más pequeña, que es un kin. 360 kin, o sea un tun, es el calibrador armónico en virtud de ser un múltiplo de 9, de su representación del número de grados en un círculo, y en su aproximación a los 365 días en un año solar. (Para una información más detallada sobre las progresiones armónicas de los “calendarios” de 260 y 360 unidades, véase el suplemento C, Armónicos del Calendario). Equipados con un sistema numérico desalentadoramente simple aunque altamente flexible, el propósito de los mayas al venir a nuestro planeta era el de asegurarse que el modelo armónico galáctico, aún no perceptible para nuestra posición evolutiva en la galaxia, hubiese sido presentado y anotado. Por supuesto, puede que los mayas no hayan sido los primeros maestros galácticos en comunicar información desde fuera del sistema solar hasta nuestro planeta. Los hechos señalan a otros que al menos sembraron semillas en el planeta, en otro tiempo o época cercana a la entrada en la comente del rayo armónico, en el año 3113 A.C.. Pero por su ubicación en la historia de la civilización global, la significación más grande y singular de los mayas radica en que ellos son la más reciente onda de maestros galácticos, que nos trajeron en su totalidad la matriz de información galáctica. Los Mayas Clásicos demostraron con gran destreza y facilidad cómo nuestros ciclos anuales tienen relación con el modelo armónico galáctico. Esto es fácil de entender, si no nos consideramos superiores a los mayas. Pero si creemos que ellos estaban en la edad de piedra, o representaban una etapa más primitiva, menos avanzada de nuestra propia civilización, que luchaban por crear un calendario agrícola solar; entonces este punto será para nosotros muy difícil de entender. Con el objeto de lograr un mejor entendimiento del asunto, encarnemos un poco más al escenario que empezamos a desarrollar en el capítulo anterior. En Monte Alban, en las tierras montañosas de Oaxaca, al sur de Méjico, encontramos un fenómeno curioso. Allí, entre las ruinas primitivas, a las que los arqueólogos fechan en un período entre lo años 500 y 600 A.C., hay una serie de asombrosas figuras esculpidas; con cabezas de animal y con representaciones Mientras que los emisarios claves de los mayas galácticos se asimilaron en la cultura superior de los olmecas, siendo recordados como los Nueve Señores del Tiempo, otros establecieron sus 13 clanes guerreras y sus siete tribus en las tierras altas de Guatemala y en las junglas de las tierras bajas de Peten, situadas en las actuales Honduras y Guatemala. Mientras tanto, después de la implantación de la armonía galáctica, representada por el Calendario Sagrado de 260 días, y conmemorado por la fundación de Monte Albán; un gran centro surgió en el México central: Teotihuacán.. Habiendo surgido en el siglo 111 antes de Cristo como el mayor centro ritual y civil, Teotihuacán se convirtió en el centro ceremonial más grande y extenso de toda Mesoamérica. En realidad, Teotihuacán, -el lugar donde los dioses tocan la tierra-, igual que todos los demás centros importantes en Mesoamérica, fue construido como un recuerdo de la primera Tollan o Tulan, que era el lugar de origen, como también el lugar de entrada a este mundo. Dominada por la pirámide del Sol cuya base es casi exactamente de la misma medida de la gran pirámide de Giza en Egipto, Teotihuacán alcanzó un esplendor sin paralelo como ciudad de abundancia y de gloria artística. La intensamente espiritualizada visión artística Teotihuacán llegó a ser conmemorada con el nombre Tolteca, que significa maestros constructores, artistas y videntes. Teotihuacán también se convirtió en el primer gran centro de la religión de Quetzalcóatl, la serpiente emplumada. Como el más importante héroe cultural, Quetzalcóatl está relacionado con el cielo, las estrellas, el mar, el agua, la abundancia, y el cultivo de toda clase de artes y ciencias de la civilización. Representando la unión del Cielo y la Tierra, la imaginería de la serpiente emplumada, como también la del jaguar emplumado, abundan por todas partes en Teotihuacán, en vajillas de cerámica, en murales y en las grandes figuras esculpidas de la ciudadela de Quetzalcóatl. Y aquí en la ciudadela de Quetzalcóatl encontramos otra vez el simbolismo del 13: Doce templos con plataformas bajas rodeando un decimotercer templo, que representa al mismo Quetzalcóatl. Desde el siglo 111 al IV D.C., hacia finales del octavo baktún, la influencia de Teotihuacán había comenzado a extenderse por toda Mesoamérica. La presencia de los videntes toltecas y la imaginería de Quetzalcóatl se convirtieron en sinónimas. Y en las junglas de Peten, los videntes toltecas de Quetzalcóatl encontraron las tribus de los mayas. Y fue en Tilkal donde ocurrió el matrimonio de Teotihuacán y la presencia Maya. Infundidos con el brillo espiritual de Quetzalcóatl, a quien los mayas denominaron Kukulkán, los mayas comenzaron el ascenso de su civilización. Aún con más energía que en Teotihuacán, los sacerdotes de Tikal comenzaron a construir templos en forma de pirámides. Pero mientras que las pirámides de Teotihuacán eran de cinco niveles, las de Tikal propendían a ser de 9, para recordar a los maestros galácticos originales, los Nueve Señores del Tiempo. Y entonces vino la terminación del octavo baktún y el comienzo del noveno. Comenzando en el año 435 D.C., la fecha 9.0.0.0.0. representaba el armónico 1296 (1.296.000 kin o días transcurridos desde el año 3113 A.C.). Esto se supo en todos los templos mayas. Ahora es el momento de prepararnos para la segunda oleada galáctica. El baktún 9, o sea el ciclo décimo, era una fase para efectuar una sincronización máxima. Este fue el período críticamente importante para registrar las correlaciones armónicas del rayo galáctico con el ciclo anual de la Tierra, el Sol, la Luna y los otros planetas del sistema solar. Y así fue como los mayas, renovados espiritualmente por la infusión de la religión de Kukulkán, y recordando su misión galáctica, empezaron a construir y a registrar con un fervor nunca antes visto. La actividad se efectuó no sólo en Tikal, sino en Copan, Quirigua y Palenque, y en muchos otros centros. Todo tenía que estar listo. Y ello para que en el momento exactamente preciso, es decir, exactamente en la correcta calibración armónica se iniciase la segunda oleada galáctica. Por supuesto, el momento no era un misterio. En la secuencia de los fractales armónicos, el gran número Maya de síntesis tal y como está registrado en el Códice de Dresde, y que fue redescubierto por Ernst Forstemann, es 13 66 560, un número fenomenal, divisible o con posibilidad de ser factorizado por todos los números claves correspondientes a todos los ciclos armónicos. (Véase el suplemento D. Números Armónicos). Como número del kin transcurrido desde el año 3113 A.C., 13 66 560 corresponde a una fecha en el año 631 D.C. Mientras que el 1,366, 560 Kin año 631 D.C., es también el equivalente de 3.796 tun o ciclos de 360 días completados desde la fecha de iniciación, el año 683 corresponde a 3.796 años solares transcurridos desde la misma fecha de iniciación. Es interesante observar que ambas fechas 631 D.C. y 683 D.C. tienen un número de armónicos que corresponden a 3.796, la primera como tun, y la última como años solares. Además, es muy significativo que el lapso de 52 años entre estas fechas, corresponda a la duración de la vida terrestre de Pacal Votan. Si hubiese una fase galáctica significativa de acuerdo a los armónicos mayas, ésta se encontraría en el periodo de 52 años calendáricos entre el año 631 y el año 683, o entre los armónicos 13 66 560 y 13 85 540. Verdaderamente, estas son las fechas exactas de la encarnación avatárica conocida como Pacal Votan de Palenque. Su “tumba”, única en toda Mesoamérica, y la única que es comparable a la tumba de la Gran pirámide de Giza, está fechada en el año 683. Esta se encuentra en Palenque dentro del Templo de las inscripciones, que consta de nueve pisos. En la cámara donde está la tumba hay representaciones esculpidas de los Nueve Señores del Tiempo. Sólo descubierta en 1952, la tumba de Pacal Votan se ha convertido recientemente en una de las más célebres y sensacionales maravillas de los misteriosos mayas. La escultura que se encuentra en la tapa del sepulcro, y que ya mencionamos al final del capítulo anterior, ha sido interpretada de diversas maneras, ya sea como un astronauta en una cápsula espacial, o como la representación de un rey dinástico que al morir había descendido a las fauces del monstruo Tierra. Aquí está, sin embargo, la leyenda de Pacal Votan, maestro galáctico, quien declaró que él mismo era una serpiente, un iniciado, un posesor del conocimiento. Por mandato de sus superiores, Pacal Votan abandonó su “patria”, el misterioso . Valum Chivim, para dirigirse a Yucatán, el país de los mayas en la Tierra. Alejándose de Valum Chivim y pasando por medio del “Domicilio de las 13 Serpientes”, Pacal Votan llegó a Valum Votan, en el río Usuamacinta, no lejos de Palenque, la que supuestamente Pacal Votan había fundado. Al hacer varias visitas de regreso a su “patria”, Pacal Votan descubrió una torre, la cual hubo de ser destruida debido a una confusión de lenguas entre sus constructores. Sin embargo, a Pacal Votan le fue permitido alcanzar la “Roca de los Cielos” por medio de un pasaje subterráneo que comenzaba desde la torre. ¿Qué hemos de entender con esta historia?. Valum Chivim es una referencia a una de las bases estelares de los mayas, quizás en las Pléyades, quizás en Arcturus. Por supuesto, estas bases habían estado supervisando la misión Maya desde la primera oleada de maestros galácticos, y entre ellos los Nueve Señores del Tiempo, que originalmente habían sembrado el planeta Tierra. El maestro galáctico Pacal à) PACAL VOTAN, AGENTE GALACTICO generaciones de una actividad armónica fantástica y sin precedentes; la arquitectura, el arte y sobre todo, la exacta calibración armónica para llevar los registros. Este proceso se extendió desde Palenque hasta Tikal y hacia el sur, especialmente hasta Copan, y finalmente a Quirigua. Por el año 810 D.C.= 9.19.0.0.0., y con la consagración del Gran Templo en Quirigua, la labor había finalizado. Las esculturas “zoomorfas” del último período de Quirigua, que culminó en la gran figura “zoomorfa P” (con un total de 10 metros de ancho), recuerdan el regreso de los mayas a su “patria” entre las estrellas. En realidad estas figuras “zoomorfas” son representaciones de capullos galácticos, y de unidades de transformación serpientes/etéricas de doble cabeza, que facilitan el cambio de una forma galáctica a otra. A esto se debe el que una forma humana, a la que con frecuencia se representa sentada en meditación, aparezca saliendo de las fauces de uno de estos “monstruos”. Si pudiéramos retroceder hasta la Quirigua del año 810 D.C., podríamos ver una asamblea en el patio del palacio ante el gran templo llamado Estructura 1. Los últimos maestros galácticos, quizás siete de ellos, cada uno acompañado de un gran cristal de cuarzo, sentados en intensa meditación en la plaza cubierta de hierba, repentinamente envueltos por una vibración zumbante, una resonancia que en parte es sonido, y en parte es visión. Los capullos galácticos luminosos se están materializando en una visión. Los capullos primero se encuentran suspendidos sobre los maestros galácticos, y luego los van cubriendo lentamente; aumenta el zumbido vibratorio, mezclándose con la incesante sinfonía de la jungla omnipresente. Al principio esto sucede imperceptiblemente, luego, como si fuera una escena que cambia durante un sueño, los capullos vibratorios se desvanecen y desaparecen. Un temor apaciguado domina la pequeña reunión, que se dispersa luego con un aire de propósito y dedicación solemnes. En la época en que el ciclo décimo, el Baktún 9 llegó a un cierre, en el año 830 D.C. los maestros galácticos ya se habían ido. La palabra había sido dada para retirarse, para tomar El Libro Secreto de las Siete Generaciones y marcharse. La era de las tinieblas se acercaba rápidamente. Las ciudades fueron rápidamente abandonadas. Vendría una oleada de invasores, y después de ellos vendrían otros, y finalmente otros más, hasta que la peste y las plagas arruinarían la región. Lo que los modelos armónicos indicaban era un período de creciente densidad. Desde la perspectiva de. la resonancia armónica, densidad es la incapacidad para percibir con todo el cuerpo las frecuencias armónicas y sus sobretonos secundarios. Lo que esto implica es la llegada del materialismo, un sistema de creencia basado en un poderoso temor a la muerte. A pesar de la llegada de esta época de tinieblas, en la que los Nueve Señores del Tiempo parecen haberse identificado perversamente con los temibles poderes de la noche, y la memoria de los maestros galácticos es considerada como un sueño infantil; quedan los números del destino -los trece números y los veinte signos. Estos números permanecerán como una clave, y como un signo de que todavía ha de realizarse una tercera fase del proyecto Maya. En algún lugar en aquella época lejana y distante, cuando los ejércitos combatieron con armas metálicas; y los químicos BAKTÚN 10; AÑO 830 D.C.; ÉXODO Y PROFECÍA liberaron el fuego de Sol, el milagro de los mayas irrumpirá otra vez, liberando el misterio y mostrando el camino que indica el regreso en medio de los modelos de las estrellas. . . mayas J. Eric S. Thompson en su monumental Escritura Jeroglífica Maya: “uno se queda perplejo ante el dominio sobre números formidables, implicados en los diversos términos para las unidades superiores que han sobrevivido. Seguramente ningún otro pueblo con un nivel comparable de cultura material, ha tenido semejante concepto de números inmensos, y un vocabulario, para manejarlos”. (p. 53). La causa de la sorpresa desaparece o se intensifica cuando consideramos lo inadmisible: Los mayas y su sistema eran de origen galáctico. Dejando descansar por un momento los orígenes extraterrestres de los mayas, permítaseme también recordarle al lector, que mi intención al presentar el Factor Maya es doble. Primero, abrir nuestros ojos a la posibilidad de la misión galáctica de los mayas, y las implicaciones que tienen para nosotros en este momento de la historia; y segundo, presentar el Módulo Armónico de los Mayas o sea el Tzolkin, en términos tan simples y prácticos como sea posible. Mientras que los arqueólogos, astrónomos, historiadores de arte, y matemáticos, miran con atención y examinan cuidadosamente las piedras esculpidas, y las ciudades-templo de los Mayas Clásicos la clave para revelar todo esto, la matriz 13 x 20 del Módulo Armónico, quiere ser utilizada y está a nuestro alcance. Como lo sugerí en el capitulo anterior, el Tzolkin o Módulo Armónico por analogía tiene un fuerte parecido al I Ching. Igual que el I Ching, a primera vista el Tzolkin parece ser una reliquia arcaica en un lenguaje codificado que data de una era muy anterior. Sin embargo, aún antes de que el I Ching hubiera dejado las manos de los filólogos y arqueólogos, los filósofos y psicólogos estaban comprendiendo que en vez de ser arcaico, el I Ching es intemporal y por eso lo utilizamos en la actualidad. Y además de su renovado uso popular como oráculo, la no temporalidad como también la temporalidad del I Ching, han sido verificadas por correlaciones con el código genético (Schöriberger, 1973), y en mi La Tierra en Ascenso (1984), con correspondencias matemáticas e históricas de largo alcance. El I Ching está basado en un conjunto de permutaciones binarias que también subyace en la razón fundamental de lo que yo llamo la “pura” progresión de los números armónicos de los mayas - 2, 4, 8, 16, 32, 64. Sin embargo, tal y como nos lo presentan, el I Ching realmente está formado por las combinaciones de ocho símbolos (trigramas) de tres líneas, ya sean partidas o completas, en todas sus posibles combinaciones. Al duplicar los trigramas, las permutaciones dan 64 posibilidades simbólicas más complejas de seis líneas cada uno (hexagramas). En comparación, el Tzolkin está basado en permutaciones de los trece números y veinte símbolos o Signos Sagrados, que da una posibilidad de 260 permutaciones. Como mínimo, cada uno de los 260 cambios recíprocos es una combinación de uno de los trece números, de uno de los veinte signos, y de una de las cuatro posiciones direccionales. Finalmente, igual que el I Ching, el Tzolkin es un sistema para revelar información referente a un propósito más profundo o más grande. Mientras que el I Ching está sincronizado de manera exacta con el código genético, el Tzolkin está sincronizado con el código galáctico; como el código genético gobierna la información concerniente a la actividad de todos los niveles del ciclo de vida, LES ESSES. EEE == SSSSS o PICA Z “e Ss e Ds à SSD A Ls 7 Ss Se vu Sa ç sol aii mas = =|-|E|-|= AN muto =[-|=|>|==l=l=H=o WW lj = El-j=j=|: Es Nà 1 =| — AN 1 vil al ... ee] ee lm= 1 NM [7 dos uad= = nu! Sta E e mM is [EE º e DO] = = E|— = + aut es mas | ee . — | == EE | ão Mim qu - = E a = st UN HH W Y “ts um UA ICHING YTZOLKIN: CODIGO GALACTICO Y GENETICO .inclusive de todas las plantas y formas animales, el código galáctico rige la información que afecta las operaciones de los ciclos de la luz. El ciclo de luz define las clases de frecuencia resonantes de la energía radiante incluso de la electricidad, el calor, la luz, y las ondas de radio, que les dan información a las funciones auto - generadoras pertenecientes a todos los fenómenos, orgánicos e inorgánicos. Obviamente los dos códigos están interpenetrados y son complementarios. Al hablar de un código galáctico análogo o un código genético, ¿qué queremos decir realmente?. Cuando hablamos del código genético, podemos señalar las manifestaciones evidentes de su funcionamiento, sean ellas la organización de colonias de plancton en el mar, o la diferenciación de funciones en un organismo complejo como el nuestro. Pero al hablar del código galáctico, de los-ciclos de la luz y de la energía radiante - ¿de qué manera se encuentran éstas manifestadas en formas que sean evidentes, y qué procesos de información rige un código galáctico?. Sin hundirnos en tecnicismos, consideremos la naturaleza de la vida misma. Aunque conocemos la combinación molecular y química que es necesaria para la elaboración de los ácidos nucleicos que forman los ladrillos de la vida, y que pueden ser articulados como el código genético de 64 palabras, ¿dónde estarían, y qué seria todo esto sin la luz?. En una palabra, el código sólo describe la mitad de la imagen. La luz, o sea la energía radiante, proporciona la otra mitad. En realidad, si fuésemos a definir qué es lo más primario, o qué viene primero, la luz o la vida, entonces debemos decir que la luz”. Si observamos el fenómeno más simple, flores abriéndose y cerrándose en su ciclo diario, vemos que todo lo que tiene vida no sólo depende de la luz, sino que de hecho, aspira a la luz. Sabemos que la “luz”, o sea el espectro de la energía radiante, recorre la gama que va desde las ondas de radio, hasta la radiación cósmica de ultra-alta-frecuencia. En términos sencillos, la energía radiante es un rango de funciones de onda incluso la electricidad, que transmite información y también transmuta energía. El poder de llevar información, al cual designamos como-transmisión - y el de trasmutar la energía al cual designamos como -transformación- es inherente a la energía radiante, y al igual que el ADN, está regido por un código. Además, debemos recordar que el ADN posee una infraestructura vibratoria paralela a la estructura molecular. Y es esta infraestructura radiante y vibratoria - el cuerpo de luz-, la que -corresponde al espectro de energía radiante regido por el código de Tzolkin, el Módulo Armónico de los mayas. Si dirigimos la energía radiante hacia su “fuente”, regresamos a Hunab Ku el núcleo galáctico. Al código que rige el poder de auto-transmitir y auto-transformar la energía radiante, lo encontramos emanado desde Hunab Ku con comentes espirales de pulsación, y en movimiento de spin y contra - spin. Como se explicó en el Tzolkin, el módulo armónico de los mayas, el código galáctico que rige la energía radiante, es la fuente primaria que informa y vitaliza al código de vida ADN, representado por su contraparte simbólica que es el I Ching. En otras palabras, el Tzolkin es al I Ching lo que la luz es a la vida. órganos de los sentidos que funcionan como receptores de repercusión. Igual que las diferentes clases de estaciones de radar, los sentidos reciben continuamente la invasión de formas de onda resonantes que componen nuestro universo. El propósito de la mente es “entender el sentido” de símbolos o estructuras resonantes que han sido informadas por nuestras facultades sensitivas. Nuestros diversos acondicionamientos afectan las “interpretaciones” de la mente. Platón y Jung llamaron “arquetipos”: a las estructuras resonantes, constantes formales que habitan y definen un campo de conciencia que trasciende tanto el tiempo como lo individual. De acuerdo al Factor Maya, estas constantes formales son la fibra tejida en el Telar Maya, y el Telar Maya es el instrumento que mágicamente existe por sí mismo, y que fue creado por la materia que él teje. Creado por sí mismo y creador en sí mismo, el Telar Maya teje los símbolos en el tapiz entero que experimentamos a través de nuestra mente y nuestros sentidos. No sólo como metáfora, sino en verdad, el universo es un tejido de símbolos, y es a través de símbolos como tejemos nuestro entendimiento del universo. Cuando entendemos que los símbolos son realmente estructuras resonantes, campos de forma vibratoria, y que nosotros mismos somos resonantes hasta nuestro mismo corazón, entonces podemos ver que los símbolos no son algo aéreo o de cuentos de hadas, sino que ellos son totalmente esenciales para nuestro funcionamiento como seres completos. Dormidos e inconscientes ante el poder de los símbolos, nuestros sueños se convierten en pesadillas, y vivimos como rehenes de un mundo que en realidad es el eclipse del conocimiento simbólico. Como sabemos, no vivimos sólo de pan. Aunque podemos sentir que la espiritualidad es un concepto vago, y una remota aspiración la trascendencia, es realmente nuestra propia creencia en la separación de la ciencia, la espiritualidad, y el arte, lo que nos impide tener una comprensión total de los símbolos, y del conocimiento simbólico. Como estructuras resonantes, literalmente los símbolos construyen nuestro cuerpo de luz, trabajan con él, y le suministran información. El cuerpo de luz es el banco del código galáctico electro - resonante que informa al banco del código genético. El cuerpo de luz es el material de la imaginación, es la improvisión, el verdadero entendimiento, y más. Mientras que el fundamento de nuestro cuerpo de luz corresponde a la infraestructura vibratoria del ADN, este sólo puede ser activado a través de un sabio uso de los símbolos. Este cuerpo de luz criador de símbolos, no debe ser visto como una entidad separada de lo que llamamos nuestro cuerpo físico. Al contrario, el cuerpo de luz resonante subyace y penetra todas nuestras funciones. No es solamente una poesía lo que nos manda a declarar que así como una flor no puede vivir sin la luz y el agua, nosotros no podemos vivir sin los símbolos. Si los trece números son la luz que despierta la mente y el cuerpo, entonces las veinte posiciones direccionales son el agua que sustenta a esta misma mente, y a este mismo cuerpo en el intercambio de los trece números y los veinte símbolos habita el banco del código galáctico, que informa a las estructuras resonantes, que componen el tejido de símbolos que es el tapiz de nuestra realidad. . TELAR MAYA LOS 13 JUEGOS DE 4 UNIDADES, SUMANDO CADA UNO 28 & QN! ' . ' SINO NINE
Docsity logo



Copyright © 2024 Ladybird Srl - Via Leonardo da Vinci 16, 10126, Torino, Italy - VAT 10816460017 - All rights reserved